Opinión

Rivas, Santos Héctor y el descrédito de la política

No hace falta ser del 15-M ni compartir sus planteamientos (por otro lado difusos y a menudo contradictorios, propios de un movimiento confuso en sus fines) para constatar la velocidad a la que se desacredita la política gracias a sus protagonistas. Vigo es el paradigma, con el alcalde a la cabeza, incapacitado para la gestión y la verdad y rodeado de una corte palmera de marionetas que mueve haciendo notar que maneja los hilos. Ángel Rivas es un caso: concejal del PSOE en el gobierno local, no tiene ningún empacho de ser al mismo tiempo el director general de la empresa que suministra el hormigón para las calles cuya reforma él mismo aprueba desde la junta municipal. Obviamente no las adjudica directamente a su firma, sería ilegal, pero la conexión resulta tan evidente que en ningún país fuera de Vigo se aceptaría. Aquí, por lo visto, todo vale. Resultado: munición para el 15M y extensión del descrédito.

Con Santos Héctor Rodríguez, al que no tengo el gusto de conocer, otro tanto. Fue durante años un eficaz secretario comarcal de UGT y tuvo la decencia de mantener su puesto de trabajo en la planta de zapatería de El Corte Inglés, para no ser acusado de vivir del sindicato. Un buen día recibió la oferta de Caballero y lo dijo alto y claro: antes que volver a vender zapatos, cualquier cosa. Y eso es lo que ha recibido, cualquier cosa. Es el secretario provincial del PSOE, un puesto destacado en cualquier lugar de España salvo en las Rías Baixas. Ni tiene capacidad para el cargo ni lo pretende, sólo se limita a servir de testaferro del alcalde de Vigo. Más descrédito.

Pero a la ceremonia contribuye no poco el BNG, auténtico responsable, capaz de darle la Alcaldía a quien no la ganó en las urnas –Abel Caballero no fue la lista más votada ni en 2007 ni en 2011- y de aprobar sus cuentas con enmiendas del todo insuficientes para evitar que se consolide el despropósito del gasto brutal en aceras como única idea. El concejal del BNG Xabier Alonso reconoció que la gente les dice que hagan algo para evitar tres años más así, con un alcalde que lleva a Vigo al abismo. Según Alonso, no hay más remedio porque no pueden pactar con el PP. Conclusión final: aún más descrédito.

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