Opinión

otro presupuesto de mentira

El alcalde vigués nunca trata de disimular. Al contrario, le gusta demostrar que es quien manda y que está rodeado de muñecos dirigidos por su mano. Que se vean los hilos y la tramoya. Lo hace con Santos Héctor Rodríguez, a quien designó secretario provincial del PSOE pero desnudo de autonomía y capacidad, y lo hace con Manel Gallego, a quien desprecia de forma abiertamente bochornosa. El propio Gallego, asustado, no sabía qué decir cuando fue 'reelegido' secretario del PSOE vigués: primero se felicitó, luego lo hizo en plural y finalmente dijo que era una victoria del alcalde, que no era candidato a secretario sino a presidente, un cargo no ejecutivo en el partido socialista... salvo en Vigo.

También ahora ningunea al BNG, que ha convertido en simple apéndice, cada vez más evidente a medida que Caballero calibra que el exsocio se desinfla en las urnas y quizá llegue a 2015 exangüe. La demostración llegó esta semana: el lunes aprobó los presupuestos municipales en junta de gobierno y a continuación fijó para el 21 su visto bueno por el pleno. Y todo ello sin -al menos oficialmente- el visto bueno del BNG. ¿Qué va a pasar? La comedia habitual: Santi Domínguez saldrá hoy o el lunes ante los medios a decir que no le valen los presupuestos, Caballero por su parte indicará que le sirve lo que diga el BNG, y a continuación cambiará dos o tres partidas y pagará alguna factura aún pendiente del anterior mandato y asunto concluido: nuevos presupuestos para que el alcalde gobierne a su antojo como si tuviera mayoría absoluta.

¿Y qué dicen las cuentas de Vigo para 2013? Pues que habrá otra oleada millonaria de gastos en aceras, unos 15 millones más, y que la deuda continuará creciendo hasta rozar los 100 millones de euros, lo que supondrá el abono de 2,2 millones de euros anuales sólo en intereses. Es decir, justo lo contrario de lo que haría un gobernante prudente. Para Abel Caballero, amparado en su cátedra y en los votos asegurados, no hay límites. Tirando de propaganda pagada por todos los contribuyentes asegura que cambiar losetas es 'keynesiano'. El pobre John Maynard, que propugnaba inversiones productivas, debe estar removiéndose en la tumba.

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