Opinión

los dueños de la calle

Eran apenas unos minutos pasadas las doce de la noche del martes al miércoles 14 y un grupo de piquetes se dirigió a un bar, todavía con clientes en el interior, y comenzó a tirar mesas y sillas, ante la cara de susto de los presentes. Ni siquiera le dijeron nada al dueño, que entendió perfectamente el mensaje y no abrió las puertas hasta el viernes. Cumplida su misión informativa, la misma animosa banda enfiló hacia Urzaiz, caminando por el medio de la calle como sus autenticos dueños, haciendo verdad la frase atribuida al difunto Manuel Fraga sobre la titularidad de las vías públicas. La calle era suya.

El abuso en la huelga del miércoles fue superlativo. Ya conozco el argumento de que los empresarios presionan a sus empleados y les impiden realizar paros, pero no me vale. No en el siglo XXI. Si los presionan, que los denuncien los sindicatos y les pongan una fuerte sanción por violar la libertad de huelga, reconocida constitucionalmente.

Pero no se debe permitir el espectáculo de la noche del 13 y la tarde del 14, que se repitió por toda la ciudad en una ola de violencia que se llevó por delante 30 contenedores, cristales, escaparates y sobre todo, una sensación de total impunidad. Los sindicatos tendrían que ser los primeros en salir del siglo XIX para tener un papel en el XXI.

Por otra parte, datos oficiales del Ministerio de Interior niegan los dados el pasado día 14 por el Concello, que parecía organizar la manifestación: 50.000 asistentes en Vigo. Son muchos, pero no 125.000, cifra imposible por el tamaño de las calles.

Te puede interesar