Una consigna: que no pase un día sin montar un lío, sin crear problemas e inventarse enemigos. Como sea. Ayer tocó a dos de las terminales de Abel Caballero, que faltos de trabajo y sin nada que hacer para que Vigo sea un lugar mejor, salieron ante los medios a decir tonterías en el mejor de los casos y demagogia corrosiva en el peor. Cargaron Font y Santos, pobre papel el suyo, contra la Vuelta a España inventándose la enésima conjura de necios única y exclusivamente porque la Diputación y no el Concello promocionó su paso por la provincia, incluyendo las calles de Vigo. Penosos concejales.
Y penoso alcalde, quien, como sospechábamos, ya sólo tiene de socialista el carné: no cree en la solidaridad. Vino a decir, en otra de sus 'boutades', que era un desprecio a Vigo la remodelación de Pasarón, el estadio de Pontevedra, con dinero de la Diputación 'que es de Vigo'. El simplismo parece una broma: dejando a un lado que la reforma fue fruto de un acuerdo a varias bandas -aquí imposible- y que supone un ataque gratuito a Pontevedra, por el mismo casposo razonamiento el puente de Rande lo pagaron los contribuyentes de toda España, como la autovía a Madrid o la depuradora, a medias con la Xunta, luego dinero del resto de los gallegos.
La Diputación, organismo cuya existencia no aplaudo, trató de invertir en dos ocasiones en esta ciudad y en ambos casos el alcalde y su gobierno lo impidió: quiso construir un centro de agua en Navia, y recibió un 'no', y otro social en Coia, y se encontró con la incompetencia de urbanismo y Carmela Silva.n
