Como decía el bueno de Leri, O Berbés es la capital de Vigo. De etimología sin aclarar -Gerardo Sacau sostenía que podría venir de berberecho, por la playa, pero también de los tratantes de pescado, que eran por lo general 'berbes', con barba- no hay duda de que Leri tenía razón. Ahí nació Vicus y se desarrolló la villa que con el tiempo dio lugar a lo que hoy es la mayor urbe gallega.
Pero Vigo parece que ha tratado a su madre como una madrastra de las de antes: la plaza del Berbés es un auténtico dislate cuyo colofón ha sido una última reforma que ha terminado por devaluar el entorno hasta límites insospechados al colocar un horrible parque infantil, en tanto que de los soportales originales queda poco o nada. Además, el mar se ha quedado muy lejos de los viejos edificios, que hace no tanto servían para guardar las barcas. No se trata de volver atrás, pero sí de tratar con cierto respeto el pasado. Ha habido ideas para darle una mejora sustancial y entre ellas destacaría extender el túnel de Beiramar-Montero Ríos para ampliar la plaza hasta el cantil del puerto pesquero. Y desde luego, recuperar lo perdido. No en vano, se trata de un conjunto declarado de interés histórico y artístico y como tal debe ser atendido. La imagen de las lonas ya desteñidas tapando la nada no es la mejor desde luego. Y así llevamos cinco años: el Concello, anunciando y sin actuar.
