n n n RUnos, llenos de envidia y complejos, se niegan a defender lo ya alcanzado y que hoy todos disfrutamos. Otros, con sus teorías confusas e infectadas de populismo ramplón de izquierdas, tratan hoy de convencernos de que se puede disfrutar de la globalización y su progreso en libertad, prescindiendo de los sacrificios y valores que deberemos aportar para conseguir un primer trabajo y superarnos en el mismo para nuestra autoestima y retribución económica. Para con ello, poder abordar sin sorpresas, el tren del progreso. Todos saben y les consta, que sin estos indispensables requisitos, les será imposible alcanzarlo, pero insisten, aupados por una mezquina teoría ficticia, que todo lo confunde para intentar pescar en el río revuelto que ellos pretenden crear, la polémica provocada ficticiamente por un izquierda sin rumbo y aireada irresponsablemente por algunas TV mediáticas, que sin ningún rigor fabrican supuestos concursos de esta sacrificada profesión (tal vez sea Arguiñano quien se salve, por su rigor impecable de presentación y enseñanzas). Pocos, o casi ninguno, hacen honor a la profesión, prescindiendo del habitual y obligado gorro. Con esta introducción, quiero referirme a los “becarios” que asisten a estos cursos gratuitos, que promueven un grupo de respetables Cheff de nuestra cocina, para ayudar a la formación de los nuevos valores de nuestra cocian. Pero chocan frontalmente con lo que nuestros políticos venden hoy, derechos, sin los sacrificios y trabajo necesario para alcanzarlos. Así se despilfarraron los últimos años, cientos de millones de euros en la formación pública sin que los tribunales castiguen a los culpables. Mientras se critica y con dureza a quienes sin coste adicional alguno, quieren transmitirle a las nuevas generaciones profesionales de la cocina, sus sapiencias, habilidades y triunfos profesionales. También los deberes y sacrificios indispensables papar hacerse acreedores a dichos cursos.
Estamos ante las miserias y contradicciones que vive la formación profesional en España hoy, y viene a mi recuerdo, aquellos sabios consejos de mis profesores en la Escuela Hotelera, que funcionaba en el Círculo Militar de Caracas. Yo había llegado, como emigrante en el año 57 fue mi segundo trabajo. La Escuela Naval Militar como segundo cocinero de cadetes, que me abrió un periodo de aprendizaje voluntario y una ventana a mis sueños. Para en mis horas libres, con una bonificación de veinte Bolívares quincenales para el transporte. De catorce cocineros, fui el único en participar, al año ascendería a primer cocinero de oficiales. En el 63 ingresar a Sheraton, Puerto Azul, Alimosa (fábrica de comida rápida) que daba servicio a los Laboratorios Farmacéuticos de Caracas. Y en los setenta, incursiono en el mundo de los negocios, con el restaurante Don Pepe y Recambios Casa Pepe Naiguata. No abandonaría la profesión y trayectoria de superación, inaugurando como sub Cheff, en el 72 el Caracas Hilton y más luego regresar a Puerto Azul por un año. Luego, ser concesionario administrador de (A&B), de los clubs de recreo Aguja Azul y Camuri Grande. Fundar la asociación de comerciantes Asocopani, el 82 en Naigauta y ser la pionera de las ocho parroquias del Estado Vargas. Mi trayectoria profesional social y comercial fue reconocida en la celebración el año 83, del bicentenario del natalicio de José María Vargas, Ilustre Guaireño y Procer de la independencia. Haciéndome acreedor del diploma de honor que lleva su nombre. Y a en los noventa, fundaría proyectos y servicios Lautaro, para dar servicio a Sheraton y Melia Caribe. El año 2000, provocaría el cierre de los mismos. Las riadas que asolarían a todo el Estado y yo, iniciaría los preparativos para mi retorno definitivo a la patria el 2004. Este es el camino recorrido, luego de inicio en esta sacrificada profesión y la gran ayuda de muchos profesionales que eternamente les agradeceré. Anécdotas, alegrías y tristezas de esta experiencia y con lujo de detalles, las contaré en mi libro sobre la emigración Gallega en Venezuela y que muy pronto publicaré.
