El legado de Luis Torras: un centenar de sus obras, expuestas en Vigo

El segundo piso de Casa das Artes alberga la Colección Torras, en la imagen un retrato de su mujer, María Jesús, y un autorretrato.
photo_camera El segundo piso de Casa das Artes alberga la Colección Torras, en la imagen un retrato de su mujer, María Jesús, y un autorretrato.
Víctor Montenegro, el galerista y amigo del artista centenario, asegura que se queda con las vivencias que compartieron y lamenta un viaje a Portugal que les quedó pendiente

“A mi único amigo de verdad”. Víctor Montenegro no puede disimular su orgullo al referirse a la dedicatoria que Luis Torras le escribió en una fotografía. Asegura que tras su fallecimiento este domingo a los 111 años, le quedan las vivencias que compartieron, llenas de anécdotas. “En lo negativo, lamento que no hayamos podido hacer el viaje que le apetecía a Lisboa”.

Montenegro fue uno de los que mejor conoció al pintor. “Lo que siempre buscó Torras fue el reconocimiento social, el dinero no le importaba”. Así cuenta la anécdota de uno de los principales cuadros de la donación que hizo al Concello, una pintura de grandes dimensiones de O Berbés. “La tuvo mucho tiempo expuesta en la tienda de decoración de la Casa Sensat, solo para darla a conocer, sin posibilidad de venta. Un empresario de la ciudad quiso adquirirla y le ofreció 5 millones de pesetas, que para aquel entonces era mucho dinero. Se negó y luego, sabiendo su valor, la ‘regaló’ a la ciudad”. 

 

 

Pese a la relación que les unía, reconoce que tardó 12 años en poder comprarle obra, sólo dos cuadros, aunque sí le regaló otros. “Fue un artista introvertido y no quería relacionarse, nunca quiso depender de una galería de arte y eso mermó la difusión de su obra, es un excelentísimo artista que se quedó a nivel local”. El galerista afirma que ahora es el Concello el responsable de dar a conocer su legado a través de la Colección Torras. Situada en el segundo piso la Casa das Artes, recoge las 50 pinturas donadas a la ciudad y los 27 depósitos, unos fondos que según el propio artista declaró a Atlántico en 2022, tenía la intención de incrementarlos con 30 piezas más. Según pudo saber este medio, la mayoría de los visitantes llegan a estas salas de casualidad, muchos buscando los servicios, y quedan impresionados. Bodegones, paisajes, retratos y un autorretrato componen esta selección, llena de curiosidades como que la mayoría está datada entre 1985 y 1997 sin especificar año, “no se acordaba de cuándo los había pintado, solo tienen la fecha concreta los retratos de su mujer”, afirman fuentes municipales.

Como muchos artistas, Torras consideraba que su obra se revalorizaría cien años después, algo que para Montenegro no tiene por qué coincidir con el fallecimiento. Por su calidad destaca los bodegones y el cuadro “Campamentos de los gitanos”, una pintura que estuvo 30 años colgado en el mismo lugar, en las escaleras de su casa.

Nunca llegó a organizar una exposición monográfica, aunque estaba prevista antes del covid. “No iba a tener carácter comercial, ya habíamos seleccionado 25 obras, pero al final no pudo ser”. Sin embargo, no es algo que lamente, ahora apunta que desde el Concello deben darlo a conocer, moviendo su obra por exposiciones y dándole visibilidad para que logre ese reconocimiento que tanto anhelaba.

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