En poco más de dos años, diez personas fueron víctimas de muertes violentas en distintas zonas de Vigo, donde todavía hay conmoción entre los vecinos
“Fue terrible, todavía recuerdo la escena en aquella casa”, explicaba recientemente una de las personas que, por su trabajo, estuvo presente en el domicilio de Álvaro Cunqueiro donde eran hallados los cuerpos sin vida de una mujer y su marido. Era principios de enero de 2022. La investigación determinó que la ella se quitó la vida después de acuchillar al hombre.
Todavía hoy en la zona se recuerda aquella tragedia que se producía solo unas semanas después de que el cadáver apuñalado y con golpes en la cabeza de un profesor apareciera en un domicilio de la calle Areal. La inminente celebración del juicio, tras tener las partes sus escritos de calificación, volvió a sacudir a los vecinos y amigos de la víctima. “Era una gran persona, no se merecía ese final", explicaba una de las amigas de Benito Torreiro.
Desde entonces han sido diez las personas que han muerto de forma violenta en la ciudad, donde todavía quedan secuelas.
En la calle Florida ya casi no se habla del macabro crimen de la maleta, aunque sus vecinos todavía lo tienen en mente. Durante semanas, el hallazgo de cuerpo sin identificar de una mujer fue un auténtico mazazo en la zona. Entonces, había mucho temor porque un asesino andaba suelto. El arresto del presunto responsable supuso un alivio y al mismo tiempo una sensación difícil de digerir después de conocer el perfil del individuo.
En un bar del entorno de Balaídos, donde aseguraban “no conocerle, solo de verlo por aquí” , mostraban el horror solo de pensar que “era un asesino que ya había matado antes”. Y, aunque en el propio edificio, algunos vecinos ya reconocían en su momento que por el piso donde residían el sospechoso y la víctima “pasaba gente conflictiva” nunca pensaron en un perfil criminal como el de O Chioleiro.
Unas semanas después del asesinato de Carmen y el hallazgo de su cadáver en una maleta, un colectivo de apoyo a las personas sin hogar colocaba un pequeño altar en el lugar donde apareció y que ya ha sido desmantelado. Los vecinos del Rocío, en Coia, lo tienen más reciente. La muerte a tiros hace unas semanas de un hombre a las puertas de una vivienda fue algo que tardarán en olvidar.
