ECONOMÍA DIGITAL

¿Qué son las inversiones inteligentes?

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Llevamos años acostumbrados a que en nuestra vida diaria se hayan integrado algoritmos y software capaces de hacer por nosotros aquello que hasta hace poco se llevaba tanto de nuestro tiempo y de nuestros ahorros.  Coches sin conductor transitan ya nuestras calles mientras nosotros realizamos nuestros quehaceres diarios sin movernos de nuestro sofá. Y en esto, el mundo de las finanzas, no iba a quedarse atrás.

Si el taxi ya no es sólo ese coche blanco que nos espera en un aparcamiento exclusivo, tampoco el sector financiero es ese señor con maletín y corbata que observa una pantalla en un edificio de Wall Street. Aquello que en un pasado no tan remoto estaba solo disponible para unos pocos que se paseaban por los parqués mejor cotizados del mundo, es a día de hoy un servicio disponible en la banca online.

Decantarse por un plan de inversiones para nuestros ahorros implicaba hace un tiempo contratar, a través de nuestro banco, a un experto del sector financiero que se ocupase de colocarlo en los activos más rentables. Sin embargo, el avance en tecnologías digitales ha permitido mecanizar gran parte de estos procesos, consiguiendo a día de hoy operar con precisos sistemas algorítmicos que los acortan y optimizan. Las inversiones inteligentes son un buen ejemplo de ello. Se denomina así a la gestión automatizada de fondos de inversión, ETFs u otro tipo de activos llevada a cabo por lo que se conoce como robo advisors. Este  tipo de inversión, en condiciones de mercado favorables, puede ofrecer altos rendimientos con comisiones muy competitivas, ya que la entidad financiera se ahorra los costes de personal asociados a este instrumento financiero, aunque ello no está exento de los riesgos inherentes a invertir en mercados financieros. Aunque es de mencionar, que detrás de un robo advisor hay grandes especialistas de inversión. Además, este tipo de producto permite al cliente conocer al instante el valor liquidativo de la inversión realizada. Por estos motivos, la banca tradicional se ha lanzado a conquistar este sector para poder ofrecerlo a todo su abanico de clientes.

Algunos productos de inversión han dejado de ser patrimonio exclusivo de grandes compañías y copiosas fortunas. Cada vez más pequeños ahorradores y emprendedores confían a sus bancos la posibilidad de rentabilizar sus capitales a través de sistemas cuya precisión deja en juego de niños a la maquinaria de un reloj suizo. Y las proyecciones indican que aún ha de ser ese el caso a lo largo de los próximos años.

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