Depresión

Experiencias adversas de niño podrían ser causa de depresión

Malas experiencias en infancia y juventud pueden predisponer a tener depresión en la edad adulta.
photo_camera Malas experiencias en infancia y juventud pueden predisponer a tener depresión en la edad adulta.
Un estudio trata de demostrar la relación física que hay entre esas vivencias y la enfermedad

El Instituto de Investigación Sanitaria Incliva del Hospital Clínico de Valencia puso en marcha un estudio para analizar si las experiencias adversas durante la infancia y la adolescencia predisponen a la aparición de la depresión en la edad adulta. “El objetivo es estudiar cómo las experiencias adversas durante la infancia y la adolescencia influyen sobre una región del cerebro denominada tálamo y si son factores que predisponen a la aparición de la depresión, una enfermedad psiquiátrica muy prevalente en nuestra sociedad”, expuso el investigador del Grupo de Investigación en Psiquiatría y Enfermedades Neurodegenerativas de Incliva, el G23 de Cibersam (Centro de Investigación Biomédica en Red en Salud Mental) y catedrático de Biología Celular de la Universitat de Valencia, el doctor Juan Nácher.

El proyecto lo abordará desde un enfoque multidisciplinar y traslacional, combinando análisis moleculares, estructurales y de conectividad neuronal, así como imágenes de resonancia magnética estructural, y se realizará en ambos sexos, dada la mayor prevalencia de la depresión en mujeres, precisó Nácher.

Así, se estudiarán “algunas regiones concretas del tálamo, por sus conexiones con otras áreas del cerebro que se sabe que están afectadas en la depresión”. “Consideraremos la presencia de experiencias adversas durante la infancia o la adolescencia utilizando muestras postmortem de tálamos de pacientes y analizando expresión de moléculas relacionadas con neurotransmisión inhibitoria y su plasticidad”, explicó el doctor Nácher. 

“Finalmente, analizaremos datos de neuroimagen de resonancia magnética estructural de pacientes, con y sin experiencias adversas tempranas, estudiando con mucho detalle regiones específicas del tálamo para determinar cambios en su estructura y funcionamiento. Estos datos se correlacionarán con escalas clínicas de depresión y la presencia de experiencias adversas en la infancia y adolescencia”, añadió el investigador.

Depresión

En España se estima que un 5,4 por ciento de la población padece algún tipo de cuadro depresivo, lo que supone 2,1 millones de personas, de las que, atendiendo a la severidad de la sintomatología, 230.000 se podrían considerar graves, según datos de 2020.

El proyecto “Impacto de las experiencias adversas tempranas sobre el tálamo y el desarrollo de la depresión” cuenta, además, con la participación de los hospitales Clínico de València, y Sant Pau y Del Mar, de Barcelona, bajo la coordinación de las doctoras Mª José Escartí, María Portella y Alicia Valiente, respectivamente. 

Además, este trabajo, que se puso en marcha el pasado 1 de noviembre y tiene una duración prevista de dos años, obtuvo una de las Ayudas a Proyectos de Investigación en Neurociencias Infanto-Juvenil de la Fundación Alicia Koplowitz.

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