Un archipiélago singular y único que cumple los criterios Unesco

Vista de la playa de Rodas, en Cíes, un arenal rodeado de dunas y de árboles que se adaptaron a este difícil medio hundiendo sus raíces en la arena.
photo_camera Vista de la playa de Rodas, en Cíes, un arenal rodeado de dunas y de árboles que se adaptaron a este difícil medio hundiendo sus raíces en la arena.

El archipiélago de las islas Cíes se postula como un ejemplo eminentemente representativo de procesos ecológicos y biológicos en curso en la evolución y el desarrollo de los ecosistemas costeros y marinos. Todos sus hábitats demuestran su singularidad,  lo que hacen único a este archipiélago para que la Unesco lo declare Patrimonio de la

Humanidad. Los trabajos científicos, además, refuerzan la propia candidatura que lidera el Concello de Vigo.

Medio Marino. El medio marino, en este sentido, se configura como el valor más destacable de las islas, no solo por extensión y riqueza ecológica de hábitats y comunidades, sino por los fenómenos oceanográficos y procesos ecológicos que en él se dan y que ejercen una gran influencia tanto en el medio marino como en el terrestre y que confieren a las Islas de características singulares para el desarrollo de la vida.

Así mismo, la productividad de estas aguas da cabida a grandes predadores como mamíferos marinos y peces que se adentran en las aguas de la plataforma gallega y forman poblaciones residentes o las usan como ruta de paso, algunas con poblaciones en declive en todo el mundo, como son el Rorcual común (Balenoptera physalus), cuya población migrante frente a las costas gallegas continua la ruta hacia Escocia; el delfín mullar (Tursiops truncatus) que presenta una de las poblaciones residentes más numerosas del litoral ibérico  y otra oceánica; el cachalote (Physeter macrocephalus), que también pasa durante su ruta migratoria por la plataforma frente a las costas noroeste de la península.

También se ha descrito la presencia estacional de grandes elasmobranquios como el tiburón peregrino (Cetorhinus maximus), hasta la fecha, el pez de mayor envergadura del mundo después del tiburón ballena. La presencia frecuente de agregaciones de tiburón azul (Prionace glauca) en la costa de Galicia, objeto de una intensa pesquería a ambos lados del Atlántico, con registros puntuales en playas de las islas Cíes, sugieren que las aguas gallegas más superficiales son una zona de cría para P. glauca en el Atlántico nororiental. 

Acantilados. Un destacado  ejemplo de la riqueza de recursos que ofrecen estas aguas es el hábitat de cría que conforman los acantilados de este archipiélago, que permite mantener una de las colonias de aves marinas más abundantes de Europa.

Aves marinas. Igualmente, los procesos de colonización de nuevas zonas de cría de aves marinas que se han dado en estas islas contribuyen a asegurar la persistencia y minimizar el riesgo de extinción de las aves marinas, consideradas el grupo de aves más amenazado del mundo, según BirdLife International. Este proceso ha sido protagonizado recientemente por la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), la cual colonizó las Cíes en 2008 (Islas de Martiño y Monteagudo).

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