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La Copa América de Chile

Alexis Sánchez, que marcó el último de los penaltis, levanta el trofeo de campeón de la Copa.
photo_camera Alexis Sánchez, que marcó el último de los penaltis, levanta el trofeo de campeón de la Copa.

La generación de oro chilena, sin Orellana, tocó la gloria tras ganar a Argentina en los penaltis

La selección de Chile del arquero Claudio Bravo, de Arturo Vidal y Alexis Sánchez, dejó un legado imborrable en la historia del fútbol de su país con la Copa América que se adjudicó en la madrugada del pasado domingo al derrotar a Argentina en la tanda de penaltis de la final. Un triunfo merecido para unos jugadores a los que se considera la generación de oro del fútbol chileno –a la que ha pertenecido el céltico Fabián Orellana, ausente de esta cita con polémica–, y que bajo la batuta del entrenador argentino Jorge Sampaoli han conseguido la primera Copa América en casi un siglo de historia del torneo.
Esta Copa América, que se disputó en Chile, era probablemente la última oportunidad para esta generación de obtener un triunfo para la posteridad o bien de permanecer en el recuerdo como un excelente grupo de futbolistas que, sin embargo, nunca ganó nada. En la final ante Argentina, fue la caprichosa tanda de penaltis la que llevó a Chile a la gloria, la misma que hace poco más de un año lo sacó del Mundial de Brasil en los octavos  frente al anfitrión. Alexis, que en Brasil erró su lanzamiento, convirtió en la final el cuarto y definitivo penalti y lo hizo con clase, a lo 'Panenka', con un delicado tiro que entró poco a poco al arco de Sergio Romero.
La victoria en la Copa se había convertido en una obsesión para Sampaoli, los jugadores y para una buena parte de la sociedad chilena, que la vivió como una verdadera cruzada nacional. La selección respondió con solvencia y determinación al optimismo que se respiraba en las calles de Chile.
Acabó primero de su grupo en una primera fase plácida, con un fútbol correcto pero no sublime, enmarañada por el escándalo del accidente de tráfico de Arturo Vidal, que chocó su lujoso vehículo deportivo después de pasar una tarde libre tomando copas en un casino. Las lágrimas de Vidal y el sorprendente indulto de Sampaoli lograron dejar atrás la polémica y Chile derrotó en cuartos de final a Uruguay, que defendía la corona obtenida en 2011, con un gol de Mauricio Isla. Pese al resultado ajustado, Chile fue superior en un duelo que será recordado por el obsceno tocamiento de Gonzalo Jara en el trasero de Edinson Cavani, que reaccionó con un leve golpe y fue expulsado. En semifinales, Chile derrotó a un combativo y digno Perú (2-1), que se suicidó en el minuto veinte con la absurda expulsión de Carlos Zambrano por un acción durísima sobre Charles Aránguiz.
La Copa dejó actuaciones destacadas de varios jugadores chilenos. Claudio Bravo coronó la gran temporada en el Barcelona con el triunfo de la Roja y el galardón al mejor arquero del torneo. Gary Medel fue el líder de la zaga, un perro de presa venerado por la afición chilena que no dio ni un segundo de respiro a Lionel Messi en la final. En el centro del campo brillaron Arturo Vidal, líder indiscutible en el juego de la Roja, y Charles Aránguiz, un todoterreno completísimo que no tardará en emigrar del fútbol brasileño a Europa. Y en ataque, Alexis mostró algunos destellos pero estuvo muy lejos de su nivel en el Arsenal. Eduardo Vargas asumió la responsabilidad de anotar cuatro goles.
Fabián Orellana y Tucu Hernández, habituales en las listas previas a la Copa, se quedaron fuera. No quisieron ir a la concentración previa por no estar, a priori, en la lista definitiva.n

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