Copa del Rey

El Athletic conquista la Copa

Los jugadores del Athletic Club celebran su victoria de ayer en la final de la Copa del Rey en el estadio de La Cartuja, en Sevilla.
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El equipo bilbaíno se impuso al Mallorca en la tanda de penaltis tras terminar en empate la final de Sevilla

Los lanzamientos de penalti dieron anoche en La Cartuja al Athletic Club su Copa del Rey más deseada, la que no había podido conquistar durante 40 años de espera y seis intentos fallidos.

Pero esta vez, con el escenario que pedía el RCD Mallorca en la previa, la tanda desde los once metros, no le fue esquiva y Julen Agirrezabala, que detuvo un penalti, y Alex Berenguer, acabaron siendo los héroes de un partido en el que sobresalió Nico Williams para todo. Casi siempre para lo bueno pero también con alguna ocasión fallada.

El pequeño de los Williams fue el que abrió la lata balear para que Oihan Sancet igualase al inicio de la segunda mitad el tanto con el que abrió el marcador Dani Rodríguez.

El Mallorca lo tuvo en la mano pero se le escapó donde más confiaba, en unos penaltis que le habían llevado a la final directamente desde San Sebastián. Es el título de Copa número 24 del Athletic, aunque el club vasco cuenta también como tal la Copa de la Coronación de 1902.

De salida, lo esperado. Nadie se dejaba nada. Ernesto Valverde salió con su equipo de gala, con el matiz de que en la Copa es Julen Agirrezabala el meta titular en lugar del internacional Unai Simón; y Javier Aguirre con los dos delanteros de LaLiga, Larin y Muriqi.

Es decir, el Athletic con Nico Williams, en duda por una lesión muscular, acompañando a su hermano Iñaki, a Oihan Sancet y a Gorka Guruzeta en el cuarteto mágico ofensivo que ha moldeado este año el técnico rojiblanco.

Aguirre dejó a Abdón Prats, titular habitual este año en la Copa, de inicio en el banquillo y con ello se produjo una circunstancia curiosa. Ninguno de los dos máximos goleadores del torneo presentes esta noche en La Cartuja, el otro era Asier Villalibre, comenzó sobre el terreno de juego. Los dos han marcado seis goles, como el céltico Tasos Douvikas, que queda como ‘copichichi’ de esta Copa.

El Athletic encajó el primer gol. Una jugada de córner en la que el Mallorca remató hasta cuatro veces hasta que Dani Rodríguez perforó la meta de Agirrezabala en el minuto 21.

La segunda mitad arrancó con otro balón largo, esta vez hacia Larin, que le ganó la carrera a Vivian y no marcó el 0-2 a los 16 segundos de la continuación porque Agirrezabala le atajó le atajó el tiro cruzado a meda altura con el que intentó batirle.

Pero no llegó ese 0-2 y sí el 1-1. Un tanto generado por un tremendo pase a la espalda de la defensa mallorquinista de Nico que Sancet si alojó, y teniendo menos ángulo, donde antes lo había intentado Larin. Ahora fue el Mallorca el que acusó el golpe, que pasó unos minutos a la deriva zarandeado por el control bilbaíno y un Nico muy desequilibrante al que le faltó algo de ayuda para lograr en ese tramo el 2-1.

Especialmente en un eslalom sobre la línea de fondo tras que el que su pase de gol no encontró rematador en su paso por delante de la portería. Tampoco Sancet y Guruzeta finalizaron como pedía la jugada una contra provocada por el ariete en un mal saque de Greif.

Ese momento malo lo abortó Aguirre con dos cambios entre los compañeros que tenían que alimentar y aprovecharse del juego de Muriqi, Darder y Larin.

El partido siguió dominado por el Athletic, pero ya con el Mallorca más firme y dispuesto a plantar cara de nuevo como hasta el 1-1. Y lo hizo hasta forzar la prórroga. Eso sí, sufriendo dos sustos en el minuto 93+ primero con un disparo sorpresa de Vivian desde unos 25 metros que rechazó apurado Greif y un cabezazo de Guruzeta, a centro de De Marcos, que se marchó fuera por centímetros.

Ya en la prórroga, con muchos cambios, Muniain no enganchó bien una volea dentro del área pero si lanzó un buen golpe franco, aunque se le marchó fuera por poco. El partido se fue a la prórroga y ahí, el Athletic estuvo más acertado. Bilbao volverá a sacar la gabarra cuarenta años después.

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