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"Papá lloró un poquito"

Borja Gómez entrenó con su grupo habitual de compañeros del Club Ciclista Ponteareas.
photo_camera Borja Gómez entrenó con su grupo habitual de compañeros del Club Ciclista Ponteareas.

Borja Gómez recordó ayer en Ponteareas su actuación en el Campeonato de España

Borja Gómez cruzó la línea de llegada de Legazpi el pasado sábado entre aplausos y con la bicicleta en brazos. "La levantó como hacen muchos que ganan", reconoce su padre. Al traspasarla estaban esperando el progenitor Calis y su esposa, Montse Méndez, claramente emocionados. "Mi mamá lloró mucho y mi papá un poquito", reconoció ayer el propio ciclista en Ponteareas entre una nube de cámaras que acudió al habitual entrenamiento de la escuadra de la localidad. 
El ciclista cadete vive unos días de fama inesperados. En tierras vascas completó el Campeonato de España de ciclocross. Un detalle que podría ser insignificante, pero es la primera vez que lo hace un corredor con síndrome de Down en una categoría oficial y lo realizó con la camiseta de la selección gallega, que apostó por incluir al ponteareano en la prueba. 
"La bicicleta pesaba mucho", también expresó ayer tras el entrenamiento con sus compañeros. El deportista afirmó estar contento y poco más porque, como reconoce Calis Gómez, su padre, "no habla mucho, pero en bicicleta es donde se siente a gusto. No sé si es porque le da libertad o lo que sea, pero ahí no falla nunca. Puede llover o que sople mucho el viento, que da igual". 
Precisamente, en Legazpi en el Campeonato de España se encontró unas condiciones extremadamente duras y, de hecho, su padre y mentor reconoce que "el día anterior fuimos a dar dos vueltas al trazado y estaba difícil, pero se hacía. Al día siguiente aquello era como pegamento, se pegaba a la bicicleta. En muchos momentos pensé que no terminaba porque la rueda no rodaba ni cuando empujabas la bici". 
Pero Borja Gómez terminó la carrera y levantó la bicicleta como lo hacen muchos ganadores en el mundo del ciclocross o de la bicicleta de montaña. "Él lo que quiere es terminar, cruzar la meta como el resto, le da igual el puesto", ratifica una vez más Calis. 
Y así lo hizo en el País Vasco en una jornada en la que, probablemente, fue el corredor que más ánimo recibió a lo largo de todo el trazado. Un impulso similar al que obtiene en cada entrenamiento con el grupo del Club Ciclista Ponteareas, donde cumple escrupulosamente los entrenamientos. De hecho, es su principal deseo.
"El día que le dijimos que iba al Campeonato de España, al llegar a la noche me dijo: 'Papá, yo no quiero ir ahí'. Después le expliqué bien cómo era y quedó convencido", explica Calis. El temor de Borja Gómez no era ambiental, era propia autoexigencia porque quería tener un buen papel y finalizar. "Se mete presión", como lo hizo en cada prueba a la que acudió esta temporada de la Copa Galicia. Como lo hace desde que se subió a una bicicleta con ocho años, cuando apenas tomaba una cuesta abajo. Trabajo y mejora, como uno más, en los Pirineos o en el barro de la temporada de ciclocross.n

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