Gimnasia

Melania Rodríguez: “Dejé la artística por el trato que me daban las entrenadoras"

Melanía Rodríguez obtuvo el oro en el Europeo y en el Mundial.
photo_camera Melanía Rodríguez obtuvo el oro en el Europeo y en el Mundial.
La ponteareana es campeona de Europa y del Mundo de doble mini trampolín

Melania Rodríguez (Ponteareas,  29 de enero de 2001) obtuvo en Guimaraes el oro en el Europeo de doble trampolín y añadió este título al Mundial. Se quedó fuera de los Juegos en trampolín (cama elástica), una disciplina a la que llegó desde la gimnasia artística tras verse obligada a dejar “una modalidad que todavía se me daba mejor”.

¿Cómo vivió su oro en el Europeo?

La verdad es que fue una maravilla. Mi objetivo todo el año había sido obtener la clasificación para los Juegos en la modalidad de trampolín (cama elástica) y, al final, no ha podido ser. Poder obtener el oro en doble mini trampolín sienta muy bien. Contrarresta un poco el efecto de no poder llegar a lo otro. En Guimaraes me encontré bien, mejor de lo esperado porque no tenía esa preparación del aparato.  

¿Cómo hace para mantener el nivel en doble mini tramp cuando tiene la mente puesta en el trampolín? 

No sabría decirlo. Es complicado porque, cuando no entrenas algo, no tienes esas sensaciones que sí hay cuando lo estás trabajando. Si hago un elemento, no sé si voy a caer dentro, fuera, en el medio o al lado. Es ir a ver lo que sale, pero salió porque lo retuve tras muchos años entrenando. Al estar en forma, lo pude hacer. En el Mundial, en noviembre, resultó similar porque había hecho un par de entrenos más, pero más o menos. Pero gracias a todo el entrenamiento específico de antes, salieron las cosas ahora.

 

"Desde pequeña quiero ir a unos Juegos y voy a intentarlo para 2028 en Los Ángeles"

 

¿Cómo fueron estos meses de pelea por los Juegos?

No conseguí la plaza, pero gracias a esforzarme para ello he mejorado un montón respecto a hace dos años o el pasado. Me quedo con eso para el siguiente ciclo olímpico. Desde pequeña, que comencé en gimnasia, ya sabía que tenía claro que quería ir a unos Juegos. Cuando hacía artística, quería ir en esa modalidad y, al cambiarme a trampolín, lo empecé a preparar. Tengo el objetivo de ir a los Juegos. Es cierto que la cama elástica me cuesta más porque no es tan explosiva, hay que ir más calmada y lenta. Me cuesta y lo voy mejorando poco a poco.

¿Qué le queda por mejorar? 

Este año fallé bastante en la efectividad. Entrenando terminaba los ejercicios, pero en competición se me iba. No terminaba el ejercicio  y no estuve en las posiciones que creo que merecía. Por eso, la efectividad es lo principal que tengo que mejorar. Y, después, ganar más altura para conseguir más nota. 

¿Por qué no es efectiva?

No sabría decirlo, la verdad. Tengo que verlo, pero no sé el motivo de no conseguir terminar el ejercicio en el momento clave. Este deporte es fastidiado por esa parte, pero le pasa a más gente. Lo mejoraré. Y justo esta temporada, en el Mundial de trampolín sí fui efectiva. Tuve cuatro intentos y terminé todos. Así me quedé a dos décimas de entrar en la final, que permitía ir a los Juegos de forma directa. 

¿Qué tiene por delante?

Voy a continuar entrenando el trampolín y ya de cara a la próxima temporada quiero volver también al doble mini trampolín para hacer nuevos saltos y cosas que nunca haya hecho antes una mujer. Esta temporada quedan dos Copas del Mundo, pero no sé si vamos. Y también está el Campeonato de España. En julio queremos ir a una concentración en Grecia en la que estarán los mejores entrenadores y deportistas del mundo, pero es un poco caro. Los vuelos nos salieron caros y, después, hay que pagar entrenamientos, hotel y todo. Por eso empezamos una recogida de fondos y yo voy, sobre todo, para ver lo que hacen los entrenadores. Creo que aprenderemos de ahí y lo podremos adquirir para después aplicar nosotros.  Por eso pedimos ayuda. 

¿Cómo se organiza en Pontevedra?

Este año opté por no estudiar. Me levanto, hago el entrenamiento, descanso, como y vuelvo a entrenar. Dos días a la semana voy al preparador físico y, además, los miércoles doy una clase de una hora de acrobacias a bailarines. Tienen elementos parecidos a la gimnasia artística y yo encantada.

 

"En el futuro me veo como entrenadora, me gustaría tener mi propia escuela de gimnasia"

 

¿Se ve como entrenadora?

De lo que no me veo es de otra cosa. Desde que empecé con la gimnasia, ya me di cuenta que quiero ser entrenadora. Ya tengo dos de los tres niveles que hay y, cuando salga, lo haré. Llevo entrenando desde los 16 años. Ya di acrobacias en varios sitios y clases a niños. En el futuro me encantaría tener mi propia escuela.

¿Se analiza a sí misma?

Muchísimo. Me entrena Pablo Hinojar, y al terminar cada sesión, nos decimos lo mismo. Vamos muy acordes viendo los fallos. A veces sí que es necesario que te digan las cosas, pero cuando un gimnasta crece, ya se da cuenta de sus errores. Voy a intentar ir a Los Ángeles y desde Pontevedra con mi entrenador Pablo. Con él, al fin del mundo.

¿Cuándo empezó en gimnasia? 

Pasé por todas las modalidades: artística, acrobática y trampolín. Acrobática casi nada. A los nueve años me fui a Madrid hasta los 14 años que lo dejé. A los 16 me volví y comencé a entrenar el trampolín. Se me daba mejor la artística, pero lo dejé porque no estaba nada de acuerdo con el trato que tenían las entrenadoras conmigo en el CAR de Madrid. No me parecieron nada bien. A día de hoy, no sé cómo están las cosas. Hablo de cuando estuve yo allí y de cómo se portaron conmigo y con las gimnastas que yo veía. Tuve que dejar algo que amaba y se me daba muy bien. Llevaba muchos años seguidos siendo campeona de España, tanto general como por aparatos, pero tuve de abandonarlo. Y, en trampolín, comencé poco a poco. No es que se me diera bien cuando comencé en la cama elástica, pero sí que mejoré rápido. Llegué mayor para lo que es habitual.

 

Esa mala experiencia le servirá para no hacerlo. 

Sin duda. No me arrepiento de nada y me quedo con las cosas buenas que me han pasado en la vida. De los sitios de los que me he ido, he aprendido lo que no quiero ni para mí ni para mis futuros gimnastas. Y, en los lugares en los que me quedé, también disfruto de lo bueno.

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