Pablo González Fuertes se mostró permisivo con el juego duro de un Getafe que, al menos en la primera parte, cortó en falta todos aquellos balones a los que no llegó limpiamente. Y fueron muchos. Aun así, el conjunto madrileño acabó viendo sólo una tarjeta amarilla más que el Celta, bando en el que algunos jugadores mostraron su impotencia sumándose al juego agresivo de los locales.
Damián, por un agarrón a Lobotka, Cabrera, Portillo y Fajr fueron los amonestados por parte del Getafe, mientras que por el Celta vieron la cartulina amarilla Roncaglia y los recién salidos Boyé y Emre Mor.
Pero González Fuertes debió amonestar también a jugadores como Jorge Molina, Amath o el propio Cabrera, que pudo llevarse la segunda amarilla en varios lances.
En uno de ellos, el Celta reclamó penalti por una mano del lateral uruguayo, aunque el árbitro no apreció intencionalidad, ya que la pelota golpeó primero en la cabeza del defensa azulón. No hubo más jugadas polémicas en las áreas.