Opinión

Con Vox pero sin voto

Por lo que se refiere a la composición y funcionamiento de los órganos colegiados, se puede tener voz y voto o tener voz pero no voto. Por lo que a la vida atañe, en muchas ocasiones no tenemos ni voz ni voto. Y si del Partido Popular se trata, muy pronto tendrá a Vox -comiéndole la oreja- y no tendrá más que cuatro votos. Con Vox pero sin voto. El aparato Popular parece empeñado en hacer Presidente a Abascal, con permiso del PSOE cuya peligrosa pérdida de equilibro en uno de sus funambulistas pactos, podría dejar en cualquier momento a este país a los pies de los caballos del Capitán Trueno, gobernando con el apoyo del PP.

Si se puede hacer peor todavía está por demostrar. Ayuso, que pedía a Dios que le librase de sus amigos que de sus enemigos se ocupaba ella, no pudo evitar que desde las más altas responsabilidades de su propia organización se confabulara para derrocarla y dejarla políticamente herida de muerte, cortando de raíz su peligrosa progresión en el Partido Popular, que empequeñecía cada día más la figura desdibujada de Casado. Solo el plan torticero y chapucero orquestado por los más altos dirigentes del PP, que creyeron que estaban contratando a Anacleto Agente Secreto, puso en guardia a Ayuso, que recibió el soplo de lo que se estaba tramando contra ella. Las puñaladas duelen pero las de tus seres queridos matan. Como la que remató a César, de su propio hijo Bruto: “Tu quoque, filii mei?” (¿Tú también hijo mío?).

Profundamente dolida, casi con lágrimas en los ojos afirmó que “no puede haber nada más grave que acusar a alguien de la propia casa, con responsabilidades de gobierno, de corrupción. Y hacerlo sin pruebas metiendo por medio a mi familia, que nada tiene que ver con política”. Cierto lo primero, patético, decepcionante que desde tus propias filas remuevan la mierda para mancharte con la acusación más común y burda en política, el amiguismo y la corrupción. Puedes esperarlo de cualquiera, pero no de tus propios colegas de ideario que, como el poli corrupto, te ponen la droga en el coche para acabar contigo, porque ya no te consideran de los suyos. Nunca más uno de los nuestros, pensaría Casado que no habrá movido un dedo en esta trama, sobre la que no tiene de momento declaraciones que hacer. Quien calla otorga.

Falso y absurdo lo de que la familia no tiene nada que ver con la política. Vaya si tiene, cuando tú eres política pura.  Claro que lo tiene cuando tu hermano recibe desorbitadas comisiones económicas por mediar en un contrato público, en el ámbito de la Administración que encabezas. En este caso se trata de un contrato de suministros para la adquisición de mascarillas por importe de más de millón y medio de euros, tramitado por la vía de emergencia, la única que permite contratar sin las rígidas condiciones administrativas y adjudicar directamente a quien considere el órgano de contratación. Ayuso sí reconoce que su hermano ha percibido más de cincuenta y cinco mil euros por lo que entiende una contraprestación por su trabajo. Pero sin duda alguna esto es política pura, de la mala. La Ley de Contratos del Sector Público, cuando define el conflicto de intereses, hace referencia al interés financiero, económico o personal que pudiera parecer que compromete la imparcialidad e independencia en el contexto del procedimiento de licitación. Basta que “pudiera parecer”. ¿Y qué le parece a la opinión pública? La pregunta se contesta sola.

A los políticos se les debe exigir la máxima integridad y transparencia. No será fácil para ellos, que están siempre bajo la lupa mediática, evitar acusaciones más o menos infundadas, que se inmiscuirán muchas veces con sus propias relaciones sociales, sus amistades, su familia. Pero deben ser lo más exquisitos posible en lo que se refiere a la gestión de los servicios y recursos públicos, evitando cualquier desviación de poder. Dice Ayuso que su hermano lleva veintiséis años trabajando en empresas relacionadas con el sector sanitario. Bien, no le falta trabajo, no tenía necesidad de intervenir en el proceso de contratación en cuestión. Y si la empresa vinculada a éste era idónea para el imprescindible fin de conseguir las necesarias mascarillas en la dramática situación de la pandemia, su gestión pudo ser altruista, de modo que no comprometiera a su hermanita presidenta.

De aquellos polvos, estos lodos, en los que se enfanga ahora el partido porque alguien inspirado y excitado en la dirección creyó que era una gran idea tumbar a la presidenta de la Comunidad de Madrid convirtiéndola en Isabel La Corrupta, primera y última. Se les olvidó el sigilo, porque seguramente lo tramaron entre nervios y risas, pasando de boca en boca. De ahí al hazmerreir y a la descomposición, del cuerpo y del partido mismo. Pues tomen nota de lo que les digo, necesitan un nuevo adalid, un Lancelot que acuda al rescate de la Tabla Redonda. Feijoo se muestra severo pero equidistante con esta situación, llamando a la conciliación. La prudencia es virtud, pero a Casado le cuesta cada vez más recorrer el camino hacia el trono y el cetro del PP que se le ha caído de las manos. Alguien con pulso firme debe tomarlo. Por cierto, ¿han dado por vencida a Isabel Ayuso?

Te puede interesar