Dame una P, de una Pandemia que es una más de la familia, que monopoliza las conversaciones en la cena de Nochebuena, si es que podemos quedar para cenar; dame una C, de Cansados, agotados, hastiados, aburridos, de casi dos años con la misma insoportable rutina; dame una R, de Repugnante, Repelente, Repulsiva situación que lo envuelve todo en todo el mundo y cuya luz al final del túnel se nos antoja fundida, como las ideas de quienes tienen la responsabilidad de tomar las decisiones que nos tienen que sacar de esta triste y desgraciada catástrofe cotidiana.
Estamos de la peor mala hostia de la historia, histéricos. Pero Con Razón (PCR), porque nos debatimos entre cumplir las medidas de seguridad y protección y las ganas de reventar las costuras de la camisa de fuerza que nos constriñe para liberarnos salvajemente, como en la transformación de un hombre en lobo. Solo nos queda aullar como locos, como gesto de rebeldía impotente, quedando nuestros gritos ahogados por la mascarilla infinita, mientras vemos crecer –hasta perderlas de vista- las colas para hacer unas pruebas en las que unos pocos mocos determinen si somos un peligro para nosotros mismos y para los demás. ¿Pero Cómo Resistirnos? PCR, no lo duden, “peceerre” será la palabra del año, si en la RAE hay alguien todavía.
