Opinión

"Gracias, Elisa"

Ha tenemos a nuestra Greta Thunberg española. Con nombre más autóctono: Elisa Lozano. Esta estudiante de Ciencias audiovisuales fue la que tuvo mejores notas de su promoción, razón por la cual, fue reconocida en el acto que la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense celebra anualmente para entregar los premios extraordinarios Alumni Ilustres. 
La joven se hizo todo un Greta poniendo a parir a su propia universidad y a su rector, por premiar en esta ocasión a Isabel Díaz Ayuso, entre otros, como ex alumna y también ilustre. Bueno sería reconocer el mérito que tiene la presidenta madrileña, una de las tres únicas mujeres que gobiernan actualmente una comunidad autónoma y la primera licenciada en periodismo que lo hace en Madrid. Pero para Elisa, esto no es suficiente y al grito de “Ayuso, pepera los ilustres están fuera” le espetó lo que no está escrito. Un discurso “espontáneo” que puede cambiarle la visa, perdón, la vida para siempre. Una nueva comparsa de las emociones que se incorporará al distinguido grupo de activistas en contra todo lo que no sea un insoportable colectivismo pero, sobre todo, convertidas en marionetas de lobbys, élites extractoras, e ideologías de nuevo cuño. 
"Se tiene que hacer más cine político, cine de verdad", también ha dicho. Marcando maneras, sí señor. Tampoco van a faltarle padrinos. Le faltó tiempo a la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam, para responderle con un escueto, pero conmovedor y vibrante tuit que todo lo dice: “Gracias, Elisa”.
Esto es lo que hubo. Lo malo es que todo se enmarcó en un bochornoso espectáculo de los que nunca deben de darse en un campus universitario. Es posible que haya a quien le ponga que al adversario le monten escraches como el que le han montado en esta ocasión a Ayuso. La libertad de expresión es sagrada, pero lo escraches deben criticarse. Boicotear y poner en riesgo la integridad de las personas o de sus familias es una cosa bien diferente. Se trate de Ayuso, de Iglesias o de la madre que los parió. El espacio universitario, además, debería ser un espacio de libertad y pluralidad. No hay dueños de las universidades públicas, ni deben responder a una ideología, y quienes no lo entiendan deberían auto infringirse los insultos que espetan. Normalmente son los que defienden los escraches cuando son ellos quienes los hacen y los critican cuando los sufren. 
El presidente del Tribunal Supremo ha afirmado que cada expresión de este derecho puede o no ser legal “depende de cómo se desarrolle”. A mí no me cabe ninguna duda que, el de la complutense, de no haber fuerza policial por medio, se hubiera desarrollado bastante mal.
Que disfruten con salud de lo votado.

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