Opinión

Estamos en juego

De las apuestas deportivas del Mundial de fútbol 2022 pasamos esta semana a la música de las voces de los niños de San Ildefonso de la Lotería Nacional. Somos pueblo de apostadores y, cada vez más lo hacemos online. La lotería es algo muy español y no siempre hay un décimo por medio. Aquí gustan los juegos de azar, echar un pulso, hacer un brindis al sol y tentar a la suerte. Nuestra Historia habla por sí siendo reflejo de más de un capote para ver qué sale. Hay juegos que incluyen recreo y distracción durante el tiempo que duran y los hay de inversión futurible. En estos últimos están los juegos de la política,  esa arte y ciencia del gobierno para garantizar el bien común en la sociedad y que se han convertido en peligros inminentes. 
El Tribunal Constitucional se ha pronunciado aprobando las medidas cautelares que había solicitado el PP para impedir la reforma del propio tribunal y a eso han salido las voces que después de hablar de acatar la resolución se refuerzan con la del presidente Sánchez afirmando que el Gobierno adoptará cuantas medidas sean necesaria para acabar con el bloqueo del Poder Judicial y el Constitucional. Nos va el juego y en esas andamos buscando el beneficio personal e intransferible. Y somos pueblo de cuantas menos normas mejor, hacer lo que a cada uno le dé la gana se ha puesto de moda y estamos en carrera de hacer pleno una vez hayamos destruido todos los órganos de equilibrio y cumplimiento de la ley. Y se presenta un panorama de muchas posibilidades.
La ruleta de la suerte es una concepción abstracta que se ha materializado desde hace más de dos legislaturas. Estamos tan en el azar que venimos arriesgándonos y apostando por pedir y pedir al Estado mientras nos hemos olvidado de dar lo mejor como ciudadanos que reclaman lo que se les prometió en campaña. Desde el poder juegan con ofertas que no estaban en el programa electoral que se llevó a las elecciones y así nos va moviéndonos entre juegos, que son eso mismo juegos; pero no como pasatiempo del lecer sino como artimañas malignas que conllevan también su divertimento, su subida de adrenalina y la esperanza para muchos de los que hoy viven de la política y que fuera de ella no tienen oficio ni beneficio.
El pueblo español no diría yo que está jugando a la política, más bien no está en juego y tampoco es broma resaltar que el poder ha dejado de ser un método para presentar en estos tiempos una variedad de métodos que promueven los tentáculos cada vez más largos de la voluntad única del poder.
La lotería y los juegos de azar tienen su antigüedad. China y Roma cuentan con las loterías más antiguas del mundo. Si para China la lotería es casi una religión en Estados Unidos las restricciones también están a la orden del día. En nuestro país hemos convertido un hobby en actividad profesional.

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