Opinión

No se va, lo echan

Al fin Julio Fernández Gayoso está fuera de Novacaixagalicia. La presentación de la renuncia fue un mero formalismo que intenta maquillar la realidad, ya que al hasta ayer presidente de la caja le echó la presión ciudadana, que a su vez llevó al fiscal a mover ficha y presentar una denuncia que investigue las indemnizaciones a cuatro ex directivos, firmadas por el propio Gayoso. Es sólo la punta del iceberg, porque la opinión pública es un clamor por la depuración de responsabilidades en una gestión que dilapidó miles de millones por decisiones de unos pocos y que pagaremos todos.

De momento, atrás queda el símbolo de la prepotencia ejercida desde el poder económico y al que han podido la vanidad y el ego desmedido hasta el último instante. Sin ellos, tuvo tiempo de irse con reconocimiento general -entonces la magnanimidad estaba barata- y hasta en loor de multitudes. Pero no, había perdido el norte hasta confundir la caja con su negocio y Galicia con una finca particular. Lejos de irse dignamente cuando tuvo oportunidad, cambió las reglas para poder quedarse eternamente. Ahora ha tenido que irse, literalmente, por la puerta de atrás. Triste salida después de 64 años en la caja. Él lo quiso así.

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