Opinión

Pasan los años, sigue la autovía

Pasan los gobiernos y los años, incluso décadas, y algunas cosas no cambian, como la construcción de la nueva autovía a Porriño, que no llega, o el AVE por Cerdedo, que no llegará. No deja de ser curioso que el consenso absoluto sobre que la A-55 tiene que ser sustituida por una autovía de verdad no se ha plasmado en los Presupuestos del Estado, donde una y otra vez aparecen cantidades insignificantes para una obra imprescindible y por su coste viable, en torno a los 300 millones de euros. 

Solo en una ocasión el milagro estuvo cerca y no me canso de repetir lo ocurrido, porque parece que la mala suerte se ceba con el proyecto. Mariano Rajoy aprobó un plan extraordinario de carreteras que contemplaba en Galicia consignar una cantidad fuera de los Presupuestos del Estado para la autovía en túnel. Apenas unos meses después, cayó su Gobierno y llegó Mr PS. Al poco de asentarse en el Ejecutivo, uno de los suyos, el ahora caído en desgracia Ábalos, se plantó en Vigo un día, firmó en el libro de honor, y liquidó la idea de Rajoy, asegurando que se construiría la autovía, pero a cargo a las cuentas de los Presupuestos del Estado. Eso fue en 2008. Desde entonces todo ha ido a peor, también las acciones de Mr PS, y de la nueva A-55 nada se sabe ni se sabrá, si es que hay alguna posibilidad real para que se pueda ejecutar. En cambio, es una certeza que durante los próximos cinco años -quizá diez- miles de turismos seguirán circulando por una autovía que solo tiene de ello el nombre. Sus cualidades están a la vista de todos, como los 300 accidentes de 2023, solo superados por los 308 de 2018. Y como dice Woody Allen, los récords están para batirse. Y del AVE por Cerdedo, un piadoso silencio.

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