Opinión

Hace medio siglo en Rande

Hace medio siglo, en diciembre de 1973, se puso en marcha la construcción del puente en el punto que hasta ese momento era conocido como el Estrecho de Rande y como un lugar histórico, escenario de la famosa batalla (naturalmente, perdida) que al menos sirvió para dos cosas: para que Felipe V ganara la guerra de sucesión y para dar fama internacional a Vigo. Ya nada fue igual. El viaducto y la autopista marcaron una frontera entre el pasado y el presente en muchos sentidos: Vigo y Pontevedra se acercaron en tiempo y  kilómetros y sobre todo O Morrazo dejó de ser una isla para convertirse en el barrio norte de la Ría, como se puede constatar con el crecimiento de Cangas y Moaña, espectacular. La vida para los vecinos de los dos lados del mar de Vigo fue otra desde entonces, tanto en lo laboral como en lo social, y desde luego en cuestión de ocio y turismo. El viaducto se convirtió también en símbolo de la ciudad de Vigo, pese a que no se encuentra ni un metro dentro de su territorio municipal. Fue una obra espectacular de ingeniería en su momento, el mayor puente colgante, que mejoró recientemente con la ampliación de dos carriles. La caída del peaje para los movimientos en ambos sentidos, una victoria de la constancia de una asociación de Moaña que no cejó hasta conseguirlo, añadió algo más: ya era posible vivir en una orilla y trabajar en la otra. Desde su construcción, la población de Cangas creció un 50 por ciento, mientras que Vigo sumó 40.000 habitantes. Hoy sería impensable la vida diaria sin el puente.

Un par de curiosidades. Una, que Luis Espada, que luego sería rector, fue el autor como ingeniero químico del cálculo de la corrosión de la pintura del viaducto. Otra, que estoy convencido de que hoy en día sería casi imposible una obra así. Ya me estoy imaginando las comisiones de afectados…

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