Opinión

Las gaitas de San Blas

En San Blas no quieren reggaetón, solo grupos de gaitas y charangas. Lo dijo la comisión organizadora en un críptico comunicado donde apelaban a mantener su pureza. Alertan de que por las calles y caminos de Bembrive proliferan músicas que a los parroquianos les hace temer por la integridad de la fiesta tal y como la conocen: en definitiva, la quieren sin cambios, con sus furanchos y peñas, nada de chiringos y sonidos tropicales.

Ay… me temo que es el precio a pagar por dejar de ser una celebración de parroquia y convertirse en la más importante del invierno vigués y quizá de toda Galicia: que acaba teniendo vida propia, como pasó también con la Reconquista de Vigo, que ha crecido en días y en actividades, algunas realmente chocantes y que nada tienen que ver con la efemérides original. En Bembrive ocurre lo mismo: antes se liquidaba en uno o dos días como mucho y ahora los furanchos están abiertos durante un mes, con llenos los fines de semana y miles de personas. Y eso sin contar que el aspecto religioso, que originó la romería, se orilla cada vez más. 

Todo ello tiene un inevitable coste en cambios, que muchos rechazan drásticamente, como la propia comisión organizadora. Y así nos hacemos todos conservadores: a los de San Blas les gusta que no se toque ni una coma, que se mantenga como la conocieron, pero la fiesta avanza por su cuenta. Aunque al menos se mantiene apegada a sus fechas, el día 3 de febrero, mientras en la Reconquista es una incógnita cuando se celebra, casi nunca cuando toca, este año en abril. 

En algo sí estoy más que de acuerdo con los parroquianos de la Entidad Menor viguesa: puestos a elegir, opto por la gaita antes que el reggaetón.

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