Opinión

Cangas, Salceda, Redondela

Cangas no tiene remedio? Podría parecerlo a la vista de lo que está ocurriendo en el ayuntamiento, que parece una versión revisada de la famosa movida de los 80/90 con Lois Pena y Mariano Abalo de actores principales y el pueblo cangués de protagonista. Este viernes, el pleno tuvo que suspenderse por una bronca monumental que acabó con varios concejales saliendo a la carrera antes de tiempo. Dejá vú. Cangas resume las consecuencias no deseadas de una norma electoral llena de buenas intenciones, pero que en determinadas circunstancias acaba generando más problemas que soluciones. La actual alcaldesa, del BNG, lo es porque el PP se quedó a centímetros de la mayoría absoluta. Las demás fuerzas, todas de la izquierda, se juntaron legítimamente para evitar que el incombustible Sotelo volviera por tercera vez a presidir el Concello, pero sin unirse entre ellas. Al contrario, enfrentadas hasta lo personal. El ayuntamiento está bloqueado, sin posibilidad de funcionar. Como tampoco cabe la moción de censura, el panorama es desalentador. Ya se avisó que pasaría, así que tampoco ha sido sorpresa. Lo mismo, aunque sin la genuina puesta en escena made in Cangas, en Salceda: el PP de nuevo a unas papeletas de mayoría absoluta (la tercera vez que ocurre), PSOE y la agrupación vecinal (formada por exBNG) se unen para impedirlo, pero sus respectivas lideresas no se soportan tras el experimento de cohabitación del anterior mandato. Resultado: ayuntamiento atascado y la oposición con mayoría. En Redondela, otra broma: la alcaldesa Digna Rivas expulsó en el anterior mandato a sus socios, los ácratas de AER, y estos juraron que nunca volverían con ella. Llegaron las elecciones, otra vez el PP que no logra la mayoría absoluta, y... sorpresa, AER se desdice como si fuera Pedro Sánchez y apoya a Digna Rivas. Eso tampoco puede acabar bien. En general desconfío de los hiperliderazgos porque a la larga provocan grietas en la estructura democrática, pero siempre serán mejores que tener las instituciones paralizadas y en conflicto permanente, lo que provoca desafección. Solución ante los bloqueos: elecciones directas a alcalde, como en Francia (doble vuelta) o Portugal (lista más votada). Ahí todo el mundo sabe quién ganó el mismo día.

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