A PS le cogio la matrícula el rey de Marruecos tras el affaire con el jefe del Polisario, el enemigo número 1 del monarca absoluto alauita, y desde entonces llegaron uno tras otro los gestos de enemistad. El Gobierno español ha respondido como suele, tragando uno tras otro sapo, y los que vendrán, siendo el mayor de todos el cambio de postura con respecto al Sahara, negándose una vez más a sí mismo en todo lo dicho. El enésimo cambio de opinión: este forzado desde el otro lado de Estrecho. Y además, que se note: fue Marruecos el que anunció lo que había acordado PS. También coincidió con el robo del contenido de su móvil, donde al parecer almacenaba tantos datos como toda la wikipedia. Ciertamente, el pueblo está en las antípodas de esa y otras decisiones, como pasa también con la amnistía (lo dice ‘El País’). En Vigo, por ejemplo, funciona una asociación que se encarga de traer niños saharauis en verano y suministrar toda la ayuda posible a los campamentos de refugiados y que cuenta con el apoyo expreso del presidente de la Xunta. Pero no está todo perdido: en un gesto que les honra, Sumar, que forma parte del Gobierno, acaba de poner en marcha un proceso para facilitar que los saharauis puedan tener como segunda nacionalidad la española, siguiendo el mismo camino que sefarditas o guineanos y por idénticas razones: eran españoles a los que se les obligó a dejar de serlo.
El caso de los saharauis es comparable con la expulsión de los judíos. De la noche a la mañana, una provincia española africana con la misma categoría que Lugo o Cáceres fue entregada a Marruecos sin que la población pudiera decir nada. Desde entonces, 1976, exiliados en lo peor del desierto argelino, montando un Estado con el español como idioma cooficial al lado del árabe y malviviendo a la espera de un referéndum que nunca se va a producir. España ha traicionado dos veces a ese pueblo, primero con Frnco y después con PS, que acumula méritos para pasar a la historia, la de la infamia.
