Opinión

Carros de fuego

En mi artículo de la semana pasada, sobre el estado de la rotonda psicodélica de la Avenida Rosalía de Castro con Serafín Avendaño mencione que hace 3 años se inauguró solemnemente con la emisión de la banda sonora de la película ‘Carros de fuego’ sobre las olimpiadas mundiales en Paris del año 1924. Pues es con tristeza que el actor Ben Cross, que interpretó al principal protagonista, el atleta ingles Harold Abrahams falleció el pasado miércoles a los 72 años. La película (1981) gano 4 Oscars, entre ellos la banda sonora del compositor Vangelis además de ser nominada para otros 3. 
La historia como se suele presentar ‘basado en hechos reales’ es el caso de esta película, hasta diría que es real en casi en su totalidad. Harold Abrahams era un estudiante de origen judío en la Universidad de Cambridge que tuvo que luchar contra las discriminaciones antisemitas de la época. Esmeró en atletismo como velocista y su determinación de superar los prejuicios, desafió los protocolos de entrenamiento a ‘lo gentleman’ durante las olimpiadas con la asistencia de un profesional, Sam Mussabini. Llegó a ganar los 100 metros. Durante el resto de su vida prosperó como abogado, falleciendo en 1978 a los 78 años. 
El comienzo de la película es durante el funeral del atleta en donde dos de los sobrevivientes rememoran el gran año de las olimpiadas. El otro personaje principal es otro velocista, escoces, Eric Liddell, hijo de misioneros cristianos que estaban en China, interpretado por el gran actor Ian Charleson que murió de SIDA a los 40 años en 1990. Liddell era un cristiano, muy devoto, que consideraba el domingo como el día de reflexión, o sea nada de actividades de ocio. Cuando se enteró que las eliminatorias de los 100 metros era curiosamente un domingo, rehusó participar y se armó la marimorena en el comité olímpico británico. Se resolvió el problema cambiando de evento a los 200 metros. Naturalmente, lo ganó. En la vida real, Liddell volvió a China siguiendo el paso de sus padres, pero en el año 1943, durante el conflicto entre Japón y China, fue internado en un campo de concentración donde falleció de mal nutrición y un posible tumor de cerebro. Tenía 43 años. Dejó viuda y dos hijos que habían regresado a Canadá en 1941 antes del arresto de los miembros de la misión. Volviendo a la película que se estrenó en 1981, los productores pensaron que, al ser muy británica, no tendría demasiado éxito internacional.
Sin embargo, el tema de atletismo, la camaradería, los prejuicios y la mismísima vida universitaria de Cambridge, -por cierto, donde obtuvo su doctorado en ciencias económicas nuestro ilustre alcalde de la Cidade Fermosa, presidente de la FEMP- sin olvidar de las magníficas escenas de todos los atletas entrenando en las playas del gran pueblo de St. Andrews en Escocia, la cuna del golf, captivaron a los amantes del cine en todo el mundo. Hay que mencionar la trágica guerra de las Malvinas en 1982 cuando estaba la película en la cartelera durante semanas en los cines en Buenos Aires. Curiosa y triste anécdota. Personalmente, en mi juventud, fui velocista y campeón, incluso en los Juegos Sindicales en Madrid en 1958 como miembro del equipo de Pontevedra. Los eventos claves son los 100 metros, los 200 metros, el salto en longitud y los 4x100. Mi victoria en Madrid fue en los dos últimos. El año que viene la película cumplirá 40 años. A mi edad, todo ya es nostalgia. ‘Xa choveu!’

Te puede interesar