Opinión

La difícil reconstrucción del centro derecha

Si a Sánchez le sale bien la jugada, como indican todos los pronósticos, al centro derecha le va a costar sangre, sudor y lágrimas, y mucho tiempo, reconstruirse para volver a aspirar a la victoria. Si le sale muy bien, que también es posible, la debacle puede ser histórica. Y en el caso de que le salga mal --que no parece probable, aunque hasta que la gente deposita el voto en la urna nadie lo sabe, digan lo que digan las encuestas--, entonces el centro derecha y la derecha más derecha tendrán que decidir si son capaces de gobernar autonomías y ayuntamientos, cómo y con qué cesiones. Y Pedro Sánchez forzará la maquinaria para ser más fuerte a nivel nacional. Y con una ventaja, el BOE es suyo. Malos tiempos para el centro derecha desde la irrupción de Vox, que no ha sido una buena noticia porque ha restado votos sin aportar nada y porque es un partido, que aún no tiene ni cuadros ni programa ni proyecto, pero sí capacidad para atraer a los cabreados y, sobre todo, para movilizar a los contrarios. Las dos cosas sumadas, junto con errores propios, han hundido al Partido Popular.
Los pronósticos son malos en casi todas las comunidades autónomas. Y últimamente las encuestas, incluso las del CIS, se acercan a la realidad. Los gobiernos populistas de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza o A Coruña parece que pueden seguir, o al menos continuar en manos de la izquierda, a pesar de que la gestión en la mayor parte de los casos ha sido mala. Ni Madrid ni Barcelona ni Valencia, A Coruña o Zaragoza están mejor de lo que estaban antes. Ni ha mejorado la limpieza o la seguridad, ni las políticas públicas han reducido las diferencias sociales o los problemas de vivienda. Al revés. Pero en muchas ciudades, el PP pierde la mitad de sus votantes, que se reparten entre Ciudadanos y Vox sin que la suma de todos y la abstención de más, sume lo mismo. La decepción de las generales ha desmotivado aún más a la derecha, con lo que todos pierden y abren la puerta a la continuidad de la izquierda. ¿Habrá sorpresas? Siempre es posible, porque algunas ciudades y algunas comunidades autónomas se pueden decidir por un margen estrecho y pactos complejos, pero parece que la tendencia del voto favorece ahora claramente a la izquierda.
Así que tras las locales, autonómicas y europeas, la izquierda tiene que decidir cómo gobierna y el centro derecha tendrá que irse a los cuarteles de invierno y hacer un profundo análisis de lo que les ha pasado, por qué y cómo cambiar la tendencia. No va a ser una legislatura fácil ni necesariamente llegará a su fin, pero al PP, Ciudadanos y Vox les va a sobrar tiempo para hacer autocrítica y buscar el cambio. Feijóo alertaba hace unos días sobre los políticos inexpertos que aspiran a ser "primeros espadas". Es eso, sin duda porque se ha laminado casi todo lo anterior y los nuevos lo tienen todo por demostrar, pero es mucho más. Es un proyecto en positivo para toda España, incluidas Cataluña y el País Vasco, donde el centro derecha es prácticamente irrelevante. El poder de la imagen domina todo y la izquierda maneja eso como nadie. Seguramente el centro derecha no ganará nunca la batalla si, además de cambiar su imagen, no construye un proyecto sólido, con líderes honestos y coherentes. No es el marketing, que también. Son las ideas que puedan cambiar esta sociedad líquida.

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