Opinión

¿Ayuda a Sumar la imagen sofisticada de rubia platino de Yolanda Díaz?

Aparte de los diversos apeaderos de la política, donde Yolanda Díaz ha parado, estos días, además de su proyecto congregador no sé cuentos partidos y partidillos políticos que se sitúan a la izquierda del PSOE, se ha convertido en un personaje ideal para el papel couché, dado que es la ministra mejor vestida para general asombro del ropero o armario que nos muestra y que deja atrás a aquella proletaria chavista y admiradora del Che y la pasionaria, que se ataviaba con cierto desaliño proletario, pañuelos de vanguardia o “Kefías palestinas”. Ahora viste conjunto de marca y combina como una burguesa poderosa calzado y bolsos de elevado precio inalcanzable para las féminas de las masas a quienes quiere liderar. Y es que Yolanda ha evolucionado mucho, tanto en sus afiliaciones políticas, dentro del mismo marco, aparte de otros ensayos diversos. Afiliada al partido comunista, fue luego líder de Izquierda Unida, con la que se presentó a diversas convocatorios electorales, luego hizo la ruta de las “Mareas” y otros experimentos (desde donde ahora sus restos le afean su conducta) hasta desembarcar en Unidas Podemos, y ahora fundadora e imagen y nunca mejor dicho de “Sumar”. Es raro encontrar una estancia de ese pasado, donde no estuviera antes de profesar con devoción el evangelio de Pablo Iglesias, Lo suyo viene a ser lo mismo que la moda que viste, un cambio permanente.
Si tuviere un asesor de imagen debe de ser de los buenos. Va impecable y se destaca muy por encima de cualquiera de sus camaradas en el repositorio de Podemos y no te digo del Gobierno. La ahora rubia platino (de los de peluquería selecta) dejó a tras su pelo natural negro y se pasó a una imagen diferente, muy distinta de sus vaqueros obreros y su estilo de trabajadora del montón. ¿Ha sido un acierto este cambio precisamente en su imagen para vender su proyecto político en los espacios donde lo quiere colocar? Pese a la serie de formaciones donde ha militado, lo cierto es que no ha cambiado, salvo las nuevas estrategias para superar los fracasos, pero si ha evolucionado su imagen de modo notable. Está considerada –y basta echar un vistazo a sus compañeras de Gobierno- como una de las mujeres mejor vestidas y peinadas de la política española. Esa imagen forma parte de su identidad. Los que se han parado a analizar su imagen han estudiado la abundante serie de fotos de su cambio, y la serie completa de los tintes que ha empleado sucesivamente hasta llegar a nuestros días. ¿Cómo interpretar esa sofisticación? Pero siendo notable el cambio de peinado, lo es más el de vestidos, conjuntos y adornos con que ahora se exhibe. Los que saben de esto de moda dicen que ahora se atavía “con vestidos, conjuntos de chaqueta y pantalón o camisas con mangas abullonadas, alguna vez incluso con transparencias. Las americanas se han convertido en un imprescindible para ella, que opta habitualmente por esta opción a la hora de vestir, en las que suele ser algo más arriesgada, con estampados o colores algo más estridentes”. Y en cuanto a los colores usa aquellos que le ayudan a dar una imagen más juvenil, casi renovada. Y todo esto se completa con un cuidado maquillaje, donde destacan un rojo de labios pecadores, según se dice.
Rosamaría García Domènech, autora de un clásico libro y otros estudios sobre la asesoría de imagen personal escribe que para lograr el objetivo de dar con la imagen exacta que se quiere dar en un personaje público que vende algo, ya en la política o en la empresa, se debe actuar sobre el conjunto. Yolanda Díaz lo hace, pero la pregunta sigue siendo si ese aspecto de cuidada muñequita perfecta es o será efectiva para que las clases proletarias se entusiasmen y la voten. Dice la autora citada que la construcción estética que se quiere dar exige reflexión y marcar claramente los objetivos, así como tener en cuenta los espacios donde vamos a tratar de conseguir los efectos buscados. ¿Sería lo mismo el mensaje de Sumar si Yolanda se presentara con aquellos pantalones vaqueros, su pelo negro natural, una blusa oscura y un pañuelo Palestino? Algunos creen que sería más consecuente y auténtico, pero olvidamos que la propaganda política es el gran reino de las ficciones.
Es curioso. Pero tiene un histórico antecedente en Eva Perón, que se mostraba con pieles ante los descamisados y decía que a ellos les gustaba verla así 

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