Opinión

El espectáculo es el espectáculo

Me han dicho que al programa concurso culinario Masterchef le ha pescado el coronavirus sin haber resuelto la grabación completa de su edición VIP, lo que ha producido una verdadera conmoción en la empresa que lo produce. Hace mucho tiempo que el espacio dejó de ser un certamen de cocina para convertirse en un híbrido en el que lo que prima es la oferta de espectáculo. De esa necesidad perentoria brotan sus elecciones disparatadas que contribuyen a reclutar una flota de concursantes de dispar procedencia y condición con la que mantener un estado de tensión que se inspira y se cimenta en la atrabiliaria personalidad de los elegidos. En este momento, se emite el programa compuesto por personajes anónimos encontrados en la calle, lo que facilita a los guionistas la posibilidad de enfrentamientos y situaciones límites que pueden sonar en ocasiones incluso inmorales, y que por consiguiente anteponen los códigos éticos de un espacio a las posibilidades de dar caña. La última entrega del concurso hasta el momento constituyó todo un compendio de arbitrariedades y comportamientos dudosos por parte de un equipo de realización al que le importan muy poco los sentimientos de sus elegidos, si bien y reconozcámoslo, a muchos de sus elegidos la ética tampoco les quita el sueño. Eso sí, y salvo honrosas excepciones puntuales, de cocinar, lo que se dice cocinar, hay poquito o casi nada. Hace unos días,  asistimos al desbordamiento ofrecido por una de las concursantes que montó un espectáculo personal que contribuyó decisivamente a enturbiar más aún de lo que estaba, un formato que comienza a dar muestras de agotamiento. La productora y sus guionistas han decidido combatir el comprensible desmoronamiento de la fórmula a cuenta de giros extremos del guión que producen incluso injusticias manifiestas y soponcios  intensísimos. A pesar de estos esfuerzos sobrehumanos y de la conversión de un programa de cocina en un Gran Hermano, el asunto comienza a arrastrar las piernas. 

El Masterchef de famosos está por tanto en el aire, y las informaciones sobre el modo de cerrar el ciclo son contradictorias. Me imagino lo que puede ser una final  a puerta cerrada y cocinando con mascarillas. Eso supongo que va a ocurrir también con Operación Triunfo que vuelve. The show must go…

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