Vigo parece avanzar hacia una ciudad monolingüe en castellano o donde el gallego tiene una presencia muy reducida. Tanto con respecto al resto de ciudades como con el contexto de la comunidad gallega. Lo más llamativo, y así se refleja en un estudio del instituto gallego estadístico (IGE), es que a medida que pasan los años se reduce el peso del gallego y crece el del castellano.
A día de hoy, el panorama es el siguiente: el 85 por ciento de la población reconoce, a tenor de los sondeos del IGE, que habla solo en castellano (45 por ciento de la población) o de forma mayoritaria (otro 40 ciento). Es decir, el 85 por ciento se expresa a diario en castellano.
Otro 11 por ciento dice hablar más en gallego que en castellano, y tan solo un 3,8 por ciento lo hace siempre en gallego. Tan solo una década atrás, las cifras eran bastante distintas, lo que confirma la evolución de Vigo.
En concreto, el 75 por ciento hablaba en castellano siempre o la mayor parte de las veces, y el resto en gallego de forma prioritaria (17,6 por ciento) o absoluta (el siete por ciento). En apenas una década se ha incrementado en 10 puntos el peso del castellano que se impone como en ninguna otra parte de Galicia.
En los municipios más rurales la presencia del gallego es mayoritaria, especialmente en Lugo y Ourense, el interior y la costa desde Arousa hasta Coruña, pero no ocurre lo mismo en las ciudades: en todas más de la mitad de la población opta por el castellano como lengua vehicular, pero hay matices.
En Santiago, Lugo y Ourense, hay un cierto equilibrio, con el 54, 55 y 56 por ciento a favor del castellano. En Pontevedra ya sube al 76%, y en A Coruña llega al 80. Ferrol está muy cerca de Vigo, con el 83 por ciento de la población que prefiere el castellano, pero la mayor ciudad gallega llega al 85% reseñado entre usuarios absolutos y de forma mayoritaria.
