La deslocalización del sector industrial de Vigo y su área de influencia no solo tiene que ver con las facilidades que Portugal puede presenta para los empresarios a la hora de instalar sus fábricas en el país vecino y la rapidez con la que se realizan los trámites pertinentes. También tiene mucho que ver con las significativas diferencias en los costes salariales de sus empleados. Un trabajador gallego puede llegar percibir un 40% menos de salario si su empleo se encuentra en una fábrica portuguesa.
Mientras en España el salario mínimo profesional (SMI) para 2020 se mantiene en los 900 euros al mes divididos en 14 pagas como el pasado año –hasta que se adopte un nuevo real decreto que fije su cuantía para el 2020–, el gobierno luso estableció una nueva subida, la cuarta en cuatro años, del SMI hasta los 635 euros mensuales distribuidos en 14 pagas al año.
El primer ministro portugués, el socialista António Costa, ganó las elecciones el pasado mes de septiembre y gobierna en solitario tras pactar con el Partido Comunista y el Bloco de Esquerdas para la anterior legislatura, en la que se inició esta agresiva estrategia de incentivos fiscales para atraer inversiones. El incremento del SMI no contentó a muchos de los sindicatos, que señalaban que esta subida era menor de la anunciada en campaña electoral.
Así, según los datos que recoge el Instituto Nacional de Estatística de Portugal, el salario anual medio el pasado año se estableció en los 18.343 euros, mientras que en el caso de la región Norte éste es significativamente menor. El INE luso señala que en 2018 –último año disponible– el sueldo medio que perciben los trabajadores en esta región se situó en los 1.015,6 euros mensuales. Mientras, en el sector industrial de Galicia, según muestran los resultados del mismo año publicados por el Instituto Nacional de Estadística, los sueldos medios de los trabajadores se situaron en los 2.084,5 euros mensuales, más del doble que en el país vecino.
En este sentido, cabe señalar que mientras el Gobierno portugués fue incrementando el SMI de forma paulatina en los últimos años y el sueldo medio de los trabajadores en la región Norte también registró continuas subidas, en el caso gallego sí hubo un descenso de las retribuciones salariales en 2014.
La competitividad lusa es una “amenaza” para los sindicatos
El “milagro portugués” se sustenta en las bonificaciones fiscales, el precio competitivo del suelo y un menor coste de la mano de obra, cuestiones que han sido determinantes en el último lustro para que la industria de componentes o la automoción –dos de los sectores pujantes en la economía de Vigo y el área– se planteen su marcha a Portugal.
Por ello, desde sindicatos como CC OO, UGT y CIG mantienen que la deslocalización de la industria es una “amenaza” para los derechos de los trabajadores gallegos que cuentan con un empleo en las nuevas factorías establecidas al otro lado de la frontera.
Un análisis del sector de la industria de componentes de automoción, facilitado por el sindicato CC OO, señaló que en un entorno de fuerte presión en la industria de componentes y auxiliares, orientada una bajada de los costes, la competitividad de Portugal supone una “seria amenaza” por la “precarización” de los trabajadores que, viviendo en Galicia, disponen de un salario portugués más bajo.
Según este informe, la mano de obra puede llegar a suponer entre el 20 y el 40% del total de los costes de producción en Portugal, el número de horas laborales es significativamente mayor y las fuerzas sindicales no tienen tanta representatividad.
Desde los sindicatos, la batalla contra la deslocalización no es nueva: “Ya en 2017 CC OO, CIG y UGT nos planteamos denunciar a Portugal por competencia desleal”, recuerda Celso Carnero, secretario general de CC OO Industria en Vigo. n
