Para llevar a cabo la exhumación de los restos óseos de la Familia Sotomayor, la investigadora Carmen García recurrió a Andrés Bonilla, de Prospectiva y Análisis Arqueólogos, que se encargó de dirigir el proyecto que contó con todo un despliegue de medios tanto personales como técnicos con el objetivo de tomar las muestras que permitan realizar el análisis genético y de Carbono 14.
Bonilla cuenta ya con una amplia experiencia a la hora de resolver otros secretos perdidos en la historia, tras haber participado en investigaciones relacionadas con el origen del Camino de Santiago o las leyendas jacobeas, localizando la piedra en la que se habría depositado el cuerpo del Apóstol Santiago a su llegada a Galicia. Una vez conseguida la autorización para la intervención, el arqueólogo reunió a un equipo conformado por el restaurador José Aguiño, que se encargó de abrir y cerrar los sarcófagos y el antropólogo Patxi Pérez Ramallo, que analizar 'in situ' los huesos. Además, contó con la colaboración de miembros del Centro de Asistencia a la Investigación de Arqueometría y Análisis Arqueológico de la Universidad Complutense.
Su papel fue realizar un estudio previo mediante un georadar para comprobar que no había ningún tipo de fisuras o roturas en la estructura de los sarcófagos, garantizando que se podía abrir la losa sin problemas. “Además, también realizaron un escaneo de los huesos que permitirá reproducirlos posteriormente en 3D”, señala Bonilla. Entre los presentes en el momento de la exhumación también había un notario de Tui que se encargó de dar fe de lo que había en el interior de los sarcófagos.
“Una vez abiertos, extrajimos los huesos, los estudiamos en la propia localización y nos encargamos de tomar muestras, ahora el trabajo que queda será ya en el laboratorio, la Complutense se ocupará de realizar el análisis genético y en dos o tres meses podríamos tener los resultados”. La finalidad de todo este trabajo sería confirmar las teorías de Carmen García, ya que hay mucha investigación histórica alrededor de la figura de Pedro Madruga y Colón, “pero no tenemos constatación científica”, señaló Bonilla.
