Los nuevos vigueses

Tres historias del exilio: "Doy gracias por haber llegado a Vigo"

Regina Quintana, con sus dos hijas en Samil.
photo_camera Regina Quintana, con sus dos hijas en Samil.

Regina Quintana: “En Venezuela se vive en el terror”

Regina Quintana llegó desde Venezuela con sus dos hijas, la mayor 22 años y la menor nueve. Lleva desde mayo en Vigo. “Estuve antes en Málaga, seis meses, porque solicitamos asilo. Luego nos mandaron a Vigo”, explica. ¿Por qué se marchó de su país? “En Venezuela hay inseguridad, no hay medicinas, ni comida, la situación era muy difícil, a mi papá le secuestraron, y lo soltaron porque pudimos pagar el rescate. Dos de los implicados eran policías”, cuenta. Y más: “El papá de mi hija denunció a una persona que vendía droga, de forma anónima, pero este pagó para que lo soltaran de la cárcel, nos buscó y nos amenazó, por eso tomamos la decisión de marcharnos, primero a Ecuador y Perú”. Actualmente, no tiene trabajo, aunque lo busca: “Estuve unos meses como atención al cliente para Ibrerdrola, fue una campaña corta” y asegura que la gente fue muy amable. “Estoy encantada con la gente, hay tranquilidad, seguridad, sanidad, mis hijas están estudiando. Me siento tranquila estando aquí. Pero el problema es el trabajo y me ha costado muchísimo conseguir vivienda. Gracias a la federación de venezolanos que nos ayudó mucho en todo lo legal, se han portado superbién. En Venezuela la situación es terrible. Allí se vive con terror, tan solo con ver una moto cerca”.

Daivis Rodríguez: “Doy gracias a Dios por haber llegado a Vigo, nos tratan muy bien”

Deivis Rodríguez y familia también son recién aterrizados. Hace un año llegaron a España, a las seis de la mañana a Madrid, "y llamamos a Manuel Pérez (de la federación venezolana), que me dijo que viniéramos a Vigo. Me buscó el hostal, estuvimos dos meses, no era fácil que nos alquilaran. Ahora tenemos una casa pequeña pero muy céntrica”. Tiene tres hijos, uno de cuatro años y otro de 11 que estudian. “La escuela es una hermosura, me gusta como tratan a los niños, muy bonito”. Otro de 22 años juega al béisbol. “Nos hemos integrado muy bien, doy gracias a Dios que llegamos a Vigo. Nos han tratado con mucho cariño. Salimos de Venezuela porque era comerciante y últimamente solo tenía pérdidas, los niños no estudiaban, hay delincuencia. Decidimos emigrar a España. Vendimos lo que teníamos y así llegamos sin conocer a nadie. Fue una aventura, pero todo ha sido más que bien. Estoy trabajando de repartidor y mi hijo mayor está en un supermercado de Eroski. Nos sentimos integrados. Mi hijo en Venezuela no salía a la calle. Así no se puede vivir. Aquí hay tranquilidad”.

Bogdan: “Me fui de Rumanía y me lo curré aquí"

El caso de Bogdan es muy distinto, el de un triunfo notable. Llegó a España hace casi 30 años, cuando era todavía muy joven, y decidió establecerse, con todo éxito. Suya es la cadena de restaurantes Peregrinus (uno en Vigo), especializada en productos tan gallegos como el pulpo. Y no para. Ayer mismo estaba en Vigo, en su negocio de Urzaiz, probablemente el mejor colocado de toda la ciudad, y se disponía a marcharse a Ourense, donde tiene otro abierto. A día de hoy cuenta con tres locales y entre su personal tenía paisanos, a los que en el pasado contrataba de forma preferente. Ahora no, prefiere españoles. Fue de los primeros rumanos en establecerse en Vigo y Galicia. “Estoy bien aquí, si no me marchaba. Me lo curré”, asegura alternando castellano y gallego. Con todo, reconoce que la posibilidad de volver a Rumanía está ahí. “Allí tengo negocios y, claro, la sangre tira también”. A la pregunta de por qué salir de Rumanía hacia España, explica que estaba en el ejército, donde hizo la carrera militar de oficial, y cuando acabó la Dictadura fueron sus padres los que le mandaron a España. “Oficialmente, no estoy todavía retirado del ejército, hasta los 55 tengo que estar activo, tengo un contrato”, advierte. “Me dio por el pulpo porque estoy casado con una gallega, pero soy rumano cien por cien”, afirma. 

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