Inflación

La cesta de la compra en Vigo, por las nubes

Las frutas, verduras y hortalizas, como la de la imagen en el mercado vigués del Progreso, son de los productos de la compra que más se han encarecido.
photo_camera Las frutas, verduras y hortalizas, como la de la imagen en el mercado vigués del Progreso, son de los productos de la compra que más se han encarecido.

Subió un 35% en cinco años; carnes y hortalizas, en cabeza; el aceite de oliva se cuadruplicó

Los productos básicos para la cesta de la compra se encarecieron en Vigo, al menos, un 35% en los últimos cinco años. Con un IPC situado actualmente en el 3,2% en marzo de 2024, algo más elevado en la ciudad (3,5%) la situación se ha estabilizado, pero la inflación pasada ha golpeado (y duro) a los consumidores vigueses.  La tendencia alcista del coste quedó patente a partir del 2022, dos años después de la explosión de la pandemia, y no justo después. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el aceite de oliva es el producto básico que más ha visto disparado su precio. Y es que desde el si antes era sencillo encontrar un litro en el supermercado por menos de cinco euros, ahora ya es complicado que baje de los diez. Desde 2019, su precio se multiplicó por cuatro, la mayoría gestado en el último trienio y, en 2024 ya cuesta un 75% más que el año pasado. Precios que chocan con el aceite de girasol. En 2021 duplicó su valor, que ahora ya se encuentra en una bajada progresiva. No obstante, sigue estando más caro que antes de pandemia, un 32% más. Datos a nivel nacional que se extrapolan a la ciudad viguesa al contar con un IPC similar a la media nacional en marzo del 2024.

Las hortalizas también se contagiaron de esa escalada de precios. Los pimientos, si bien este año han visto un pequeño freno en su subida, cuestan un 10% más. Las patatas han pasado de 3,6 euros el kilo a 4,1 euros en el lustro y el champiñón se ha convertido en uno de los más caros, a 1,80 euros el kilo, un 15% más. otros productos básicos en la alimentación como la cebolla y la zanahoria también han subido, si bien menos del 10%. 

Donde sí se nota a la hora de pagar es en las carnes. Tanto la ternera como el cerdo y el pollo han subido, al menos, un 25% su valor. La ternera, al igual que el aceite, ha visto como el ascenso de su precio se daba a partir de 2022, y se moderó en 2024. Un kilo supera los 5 euros con facilidad en origen. El cerdo, por su parte, aumentó un 35%, al igual que el pollo. 

 

 

Las frutas, otro elemento básico en la alimentación, también subió. Las manzanas, un 35%, las naranjas el doble que en 2019 y el aguacate, un 42%. Otro producto como la leche pasó a duplicar su valor, y ya supera ampliamente el euros por litro en los supermercados. Llama la atención el arroz. En 2023, tras precios similares durante cuatro años, se disparó hasta el doble de su valor, y pese a bajar notablemente en 2024, cuesta un 45% más que en 2019. El chocolate, por su parte, subió un 9% solo en un año. Ante ese ascenso, los usuarios han dirigido sus miradas hacia las marcas blancas de los supermercados, de un coste más asequible. Según un estudio realizado por Kantar, el 10% de los carritos de la compra se llenan solo con esos productos.

 

 

No todo sube: bajan los plátanos,  judías verdes y tomates

Si bien la inflación hizo que todo los alimentos básicos multiplicasen los precios en un periodo de tiempo inferior a un año, no todos han visto incrementado su valor. Otros bienes de alimentación como los plátanos, los tomates y las judías verdes, lejos de subir, han visto moderado su coste. Los tomates han hecho lo contrario que los demás productos tras la pandemia: vio cortada su tendencia alcista. Sin embargo, en 2022 y 2023 se elevó hasta doblar su valor y, en 2024, se desplomó hasta costar tres veces menos. Las judías verdes costaban en origen 3,5 euros el kilos, precio que se mantuvo hasta 2023. Este año descendió su valor un 35%. 

Los plátanos han vivido un lustro diferente. Su coste osciló de forma brusca cada año, sobre todo a partir de los años 2021 y 2022. Esto tiene su explicación en la erupción del volcán de La Palma, uno de los productores más importantes de bananas. La incidencia hizo que se recolectase mucho menos, con lo que el coste se elevó ostensiblemente, pero la ola de calor vivida en verano del 2022 fue muy propicia para su cosecha y, por tanto, el precio volvió a caer bruscamente. 

Las condiciones climatológicas son importantes para fijar el coste de ciertos alimentos. La sequía en ciertas partes de la península, por ejemplo, hizo que frutas como el aguacate suban un 42% en los dos últimos años. Las berenjenas también han bajado su precio, concretamente un 75% en solo un año.

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