INMA PUIG. Psicóloga clínica, consultora empresarial y ex del Barça

"De los momentos difíciles se sale con las emociones"

Inma Puig ofrece una videoconferencia hoy en la Universidad de Vigo.
photo_camera Inma Puig ofrece una videoconferencia hoy en la Universidad de Vigo.
Inma Puig defiende que las emociones nos definen mejor que el racionalismo cartesiano y, partiendo de ese principio, ha desarrollado una larga y exitosa carrera como psicóloga, que incluye quince años de labor en el FC Barcelona, entre 2003 y 2018, y otros siete en el prestigioso restaurante El Celler de Can Roca. Autora de libros como "Retratos de familia, todo lo que siempre quiso saber sobre la empresa familiar y nunca se atrevió a preguntar" o "La revolución emocional", esta catalana ofrece hoy (12:30) una videoconferencia desde Barcelona, organizada por la Fundación Mentor y la Universidad de Vigo, que será seguida por algunos invitados desde el salón de actos de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, y también por medio de Zoom.

¿Qué quiere explicar en la conferencia que ofrecerá hoy para la Fundación Mentor y la Universidad de Vigo?
De lo que voy a hablar fundamentalmente es de emociones, que han estado viviendo hasta ahora como si fueran la hermanita pobre de la racionalización. Porque hemos estado viviendo unas épocas de cartesianismo y planificación: 'hoy haré esto, la semana que viene lo otro, el año que viene voy a hacer'… Y con la pandemia se nos ha demostrado que no estábamos acostumbrados a la incertidumbre. Y de los momentos difíciles e inesperados se sale con las emociones.

Fue responsable de relaciones humanas deportivas en el FC Barcelona, ¿cuál era su labor?
Durante quince años lo que hice principalmente fue cuidar a las personas, que es también de lo que voy a hablar en esta conferencia. Es decir, de la importancia de cuidar y ser cuidado. Y en aquellos momentos, del 2003 al 2018, me hice cargo de los primeros equipos de fútbol y de básquet y, sobre todo, de los equipos técnicos, porque son el eslabón más débil de la cadena. Si un equipo no funciona, no va a dimitir la junta directiva ni van a echar a los 22 jugadores, pero sí van a destituir al cuerpo técnico. Entonces hay que darles herramientas para que puedan gestionar todo lo que significa llevar un grupo de personas, porque a veces nos olvidamos de que los futbolistas son personas.

Sí, porque muchas veces se les trata casi como a dioses. 
Exacto. Se les idealiza, se les mitifica y en realidad son personas como nosotros y a las que les suceden las mismas cosas que a nosotros. Tienen los mismos sentimientos, el mismo dolor, la misma alegría, tienen exactamente lo mismo. Los sentimientos no entienden de talonarios.

Quizás la diferencia está ahí, precisamente, en los talonarios.
Sí. Los talonarios son diferentes a los de la mayoría de las personas de la calle, pero los sentimientos son los mismos. Esto es lo que nos hace grandes a los humanos, que estemos donde estemos, vivamos donde vivamos, ganemos lo que ganemos, los sentimientos son exactamente los mismos. Porque no hemos de olvidar que el ser humano, una vez que tiene cubiertas las necesidades básicas, prefiere sentirse querido que pagado.

A lo largo de su carrera ha trabajado también con tenistas, ¿hay mucha diferencia entre los problemas que puede tener un futbolista, que está dentro de un equipo, y los que sufre un jugador de un deporte individual?
He trabajado con casi todos los deportes profesionales y, para mí, el tenis es el más difícil a nivel mental, seguido del golf muy de cerca. Pero respecto al golf, el tenis es más difícil todavía porque en el golf puedes estar acompañado por tu 'caddie' y comentar la jugada, mientras que en el tenis estás solo frente a otro igual que tú y al que has de aniquilar para poder pasar a la siguiente ronda. Lo que pasa en el fútbol es que tienes muchos compañeros en el campo y eso tiene ventajas e inconvenientes. La ventaja es que si tienes un día malo o te equivocas tú, hay un compañero que puede aparecer para solucionarlo. En cambio, si tú tienes un buen día y el resto no, te sientes bastante incómodo.

¿Qué diferencia a un equipo que funciona bien de otro que no funciona?
Principalmente, cómo está gestionado este equipo y cómo se sienten de cuidados todos sus componentes. Porque los equipos tienen resultados agradables cuando se sienten cuidados y resultados dolorosos cuando se sienten doloridos. La diferencia, muchas veces, está en los pequeños detalles, en todo aquello que no se ve, pero que sucede en las relaciones entre personas.

¿Cómo se puede tratar a un equipo como el Celta, por ejemplo, que ocupa el último puesto de la clasificación?
Para mí es difícil decir qué se puede hacer con un equipo cuando está en una circunstancia porque conocemos la situación, pero no conozco qué es lo que está pasando entre ellos. Aun así, no tengo ninguna duda de que está llevado por unos buenísimos profesionales y que va a salir de ahí en breve.

En el FC Barcelona estuvo quince años que fueron además los más brillantes de la historia del club. Pero desde que se fue, en 2018, la entidad encadena una crisis con otra. ¿Hay alguna relación?
Yo siempre digo que tuve la suerte de trabajar con ellos en su época más exitosa. Y me gusta siempre pensar y compartir un comentario que hizo Pavel Slozil, que era el entrenador de Steffi Graf cuando era la número uno del mundo. Le preguntaron qué se siente al ser el entrenador de la número uno del mundo y él dijo: 'siento que tuve mucha fortuna, primero en que me escogiera y luego en aceptar su propuesta, porque si no, ella sería ahora la número uno del mundo y yo no sería su entrenador'. Me pareció preciosa la reflexión y yo siento de verdad lo mismo. Tuve el privilegio de trabajar con buenísimos técnicos y jugadores, extraordinarias personas, unos buenos directivos y se dio. Pero a mí gusta pensar que tengo el mismo mérito que si el equipo hubiera descendido. Cuando las cosas no van bien, es difícil que alguien levante el brazo y diga que estuvo allí. Lo mismo hay que hacer cuando funcionan.

Ha dicho que las personas son como los paraguas, que si no se abren no sirven para nada.
Exacto. Un paraguas, cuando llueve, si no lo abres no te sirve. Y las personas, si no nos abrimos, si no compartimos emociones, sentimientos, tampoco servimos para gran cosa. Estamos inmersos en una cultura en la que, hasta ahora, se nos ha hecho creer que mostrar los sentimientos es un indicador de vulnerabilidad, de debilidad, y no es cierto, es un indicador de sensibilidad. Y sólo desde la sensibilidad hacia uno mismo y hacia los demás podemos crecer desde el punto de vista emocional.

Hablaba antes de la pandemia, ¿en qué cree que nos ha afectado más la covid-19?
En todo lo que tiene que ver con la incertidumbre. Estamos acostumbrados a gestionarlo todo desde el punto de vista racional y cuando hay una situación más inesperada y urgente, sólo se sale de ella con las emociones. Porque la racionalización necesita dos ingredientes para poder ser usada: información y tiempo. Como ahora la información es tan variada y no sabes si es creíble o no porque cambia cada día, y no tenemos tiempo, porque hay que tomar decisiones y cambiar los modos de vida, sólo desde la emoción, desde el sentimiento, podemos salir adelante. Ahora es el momento de las emociones, de compartir cómo nos sentimos, de escuchar al otro. Porque estamos acostumbrados a hablar, pero no a escuchar. Y la naturaleza es muy sabia y nos ha dotado de dos oídos y una boca. Hemos de escuchar el doble de lo que hablamos para entender al otro.

¿Por eso los deportistas acuden cada vez más a los psicólogos?
Sí. Yo llevo cuarenta años trabajando con deportistas profesionales y recuerdo que en los primeros tiempos venían a escondidas: 'Sobre todo, que no lo sepa el míster, que no lo sepa nadie'. Poco a poco se ha ido naturalizando que, de la misma manera que cuando nos duele una muela vamos al dentista, cuando queremos mejorar en algún aspecto o sentimos que no estamos cómodos con alguna situación de nuestra vida o de nuestra profesión, hay que acudir a un profesional para que te ayude. n

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