Después de dos días de terremoto, el Celta trató de recuperar ayer el ritmo normal de trabajo. Ya sin Rafa Benítez, ya con Claudio Giráldez. Con nuevas ideas pero con la misma realidad clasificatoria. Un reinicio con herencia al que están más que acostumbrados los integrantes del vestuario celeste. Por ejemplo, para el gran referente celeste en los últimos lustros, la de esta semana es su séptima destitución de un entrenador, todas en el club vigués y en Primera División. Para el moañés, el nuevo inquilino del banquillo será el décimo sexto bajo cuyas órdenes se ponga desde su llegada al fútbol profesional, hace casi 15 años. Es decir, sale a más de uno por campaña y eso que ni en Livepool ni en Sevilla, sus otros dos destinos, le tocó vivir esta situación.
El otro gran veterano del equipo, Vicente Guaita, supera al morracense. Para él, las ideas de Claudio Giráldez serán las vigésimas que oye de boca de un técnico en el fútbol profesional, al que llegó en 2008, hace 16 años. Al menos, el valenciano tiene la excusa de que ha pasado hasta por cinco equipos distintos en su carrera.
La tendencia marcada por los veteranos no se reduce, sino que se agrava, cuando se mira a los más jóvenes. Es el caso, por ejemplo, de Fran Beltrán, que acaba de cumplir los 25 años y que ya ha recibido las enseñanzas de, con Claudio, 11 entrenadores distintos. Y lo peor para el Celta es que ocho de ellos han sido desde su llegada a Vigo, hace apenas menos de 6 años.
Pero si lo que se quiere es rizar el rizo, habrá que fijarse en la melena de Miguel Rodríguez. El canterano celeste apenas lleva mes y medio con ficha del primer equipo pero en los últimos años, a sus 20 primaveras, ya ha jugado con cuatro técnicos en el primer equipo celeste: Óscar García Junyent, Eduardo Coudet, Carlos Carvalhal y Rafa Benítez. Caso similar al de su coetáneo Hugo Sotelo, que de los mentados sólo no cató a Óscar.
