En una España todavía bajo la dictadura (Franco fallecería en noviembre de 1975), alejada de cualquier sentimiento europeo y encerrada en sí misma, la eliminatoria continental, histórica para el fútbol gallego, fue poco apreciada por la afición. Y eso que el club se había movido. Aquel verano, creó el Trofeo Ciudad de Vigo de fútbol -cumpliría su cincuentenario ahora, pero el Celta dejó de organizarlo en 2012, manteniendo únicamente el Memorial Quinocho-. Pontevedra y Panathinaikos fueron los adversarios de los gallegos, que jugaron contra otros rivales extranjeros.
Pero nada enganchó. Así ha sido el soniquete de los célticos cuando se les ha preguntado y Juan Fernández, el ferrolano llegado al Celta en el 68, lo mantiene. “Fuimos los primeros en Europa. No se le dio la importancia que hoy se le da cuando un equipo se clasifica para las copas europeas. Nos clasificamos y fue como si no hubiese mérito ninguno”, explica.
Y aquella sí era una afición que apoyaba en la liga: “Iba a Balaídos, llenaba, te animaba, ponía al equipo contrario un poco nervioso… pero a la UEFA no se le daba importancia de ahora”, añade.
Juan, olímpico en México 68, resumía aquel emparejamiento. “La realidad es que aquí ellos ganaron 0-2, pero tuvimos cantidad de ocasiones y no nos consideramos inferiores en nada. Pero el Aberdeen tenía experiencia en jugar en Europa”, manifiesta. No era mucha (una decena de partidos), pero sí suficiente ventaja respecto al debutante Celta. Y Jimmy Bonthrone, su nuevo entrenador, decidió que los ‘Aberdonians’ tuviesen una pretemporada contra varios equipos alemanes.
¿Y aquel Celta? “Era un equipo que trabajaba mucho en el campo, corría, pero no tuvo suerte. Jugábamos 4-3-3, pero el fútbol ha cambiado una barbaridad: antes marcabas hombre a hombre. El nuestro era un equipo ofensivo”.
