Celta - Valencia

Empate del Celta ante el Valencia y gran fiesta para una despedida

Al finalizar el encuentro los jugadores dieron la vuelta al campo saludando a la afición, entre ellos algunos jugadores que se irán.
photo_camera Al finalizar el encuentro los jugadores dieron la vuelta al campo saludando a la afición, entre ellos algunos jugadores que se irán.

El Celta cerró la temporada plagado de canteranos para sacar un empate contra el Valencia en una tarde liviana

No dejaría de ser un engaño cerrar una temporada sufriente con un partido espectacular. Quizás cuadraba más cerrar una campaña con mensaje con un encuentro más elocuente de cara al futuro que al presente. Tanto en despedidas con pasado como en bienvenidas con porvenir. El Celta cerró la Liga con un empate en la visita del Valencia en un encuentro perezosamente soleado, en el que los desaciertos reclamaron casi el mismo protagonismo que los aciertos -arbitraje incluido-, mientras la grada se empeñaba, saludablemente, en celebrar que en el haber del sufrimiento no se incluyó este último capítulo.

Claudio Giráldez sí acabó por ajustar su once a ciertas prerrogativas de última jornada. Aparecieron jugadores como Kevin Vázquez, Miguel Rodríguez e Iván Villar, de nula o muy escasa presencia en los encuentros con el porriñés al frente. Y se produjo el debut de entrada de Yoel Lago. Cuestiones individuales que acabaron por conformar un gran mensaje global: siete canteranos en el arranque -los cuartos con ficha del primer equipo más Yoel, Sotelo y Carlos Domínguez-, pese a haber dejado fuera de la lista a Hugo Álvarez y Damián Rodríguez. Toda una declaración de intenciones, no sólo estética.

No funcionó demasiado bien la apuesta, demasiado revolucionaria si no fuese el contexto de una última jornada. El Valencia dispone de jugadores con ansia vertical y no repele el balón. Además, a los cinco minutos se encontró con una genialidad de Correia desbordando por la neófita banda derecha celeste, donde coincidieron Kevin y Miguel -sus posteriores conversaciones para quién se hacía cargo de los saques de banda reseñaban problemas en el ajuste-. Su pase al corazón del área lo empujó de rebote Carlos Domínguez hacia el fondo de la portería. 

Bajo el sol, el Valencia aprovechó la ola y se sintió cómodo mandando en un partido que al Celta le cogió con modorra de ideas. Con Mingueza de nuevo en la izquierda, donde participa menos. Casi nada salía bien y el conjunto valenciano no aumentó más la cuenta a su favor en el siguiente cuarto de hora porque el vídeo arbitraje también parecía resacoso: una mano de Mingueza y un agarrón de Yoel merecieron sendas penas máximas no cobradas. De nuevo, en otro contexto, tales decisiones habrían generado una respuesta mucho más airada por parte che. Pero ayer todo era liviano, hasta los enfados.

La presión valenciana se fue reduciendo con el paso de los minutos y el Celta empezó a trenzar algún pase. Atacando la espalda de Correia con los desmarques de Douvikas y aprovechando alguna subida a contrapie de Mingueza por la izquierda. En una de ellas, sacó un centro templado para el colocado remate sin mirar de Aspas que se estrelló en el palo. Daba señales de vida el equipo vigués, teniendo en el recuerdo las recientes remontadas en Balaídos. El camino a seguir.

Sin apenas presencia previa en campo rival por parte celeste comenzó la segunda parte. Un periodo en el que los desaciertos siguieron reclamando protagonismo desde el comienzo, como el de prometedor central che Mosquera, al cometer un inocente penalti sobre el inocente Swedberg. Aspas marcó, pese a que Mamardashvili tocó. El argumento de la remontada parecía cobrar cuerpo. Pero apenas diez minutos más tarde, Beltrán golpeó a Martí dentro del área celeste, tras otra escapada de Correia, y esta vez el árbitro sí apreció penalti en contra del Celta. Martí marcó, pese a que Iván Villar tocó.

Al partido se le había puesto cara de despreocupación. En apenas unos segundos, Villar golpeó en largo, Douvikas cabeceó con criterio hacia Aspas, el moañés esperó al desmarque del griego para encontrarlo y éste demostro que tiene el gol por feliz castigo. El Celta había empatado de nuevo y quedaba por delante media hora. Pero en todo ese tiempo no hubo ninguna jugada digna de llamarse clara ocasión de gol por parte de ninguno de los dos equipos.

Cambios significativos

Sí dio tiempo para cambios significativos, como la entrada de Tapia y Larsen al campo en el minuto 64 o las salidas de Kevin Vázquez en el minuto 70 y de Iago Aspas en el 73. Intentando apreciar algún gesto que significase más para el porvenir. Porque el presente ya pasó. Queda el futuro.

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