triste navidad

Fecha solemne, en la que se conmemora el nacimiento del Redentor, que vino al mundo en un pesebre, con la única compañía de sus padres y algunos pastores de buena voluntad que acudieron a ver el prodigio. Al menos, eso es lo que cuentan las escrituras y creen los hombres de buena voluntad.

Y mira por donde, que las circunstancias actuales, producen en muchos de nuestros conciudadanos unos efectos tan deletéreos que se encuentran sin un techo bajo el que guarecerse y se ven obligados a recurrir a comedores sociales, y hasta a rebuscar en los contenedores de basura en busca de la magra pitanza de deshecho para paliar las dentelladas del hambre que sufren.

Las expectativas son buenas, dice nuestro Gobierno. Y para celebrar la nueva prosperidad que está a las puertas, nos 'obsequian' con un nuevo tarifazo eléctrico que nos alisará el poco pelo que nos va quedando. Y ese es el nuevo programa de progreso que nos ofrecen: hambre, frío y miseria.

Mientras, la OCDE recomienda un nuevo tipo de despido gratuito y contratos con un año de prueba para los más jóvenes, si es que quieren hacer se la ilusión de llegar a trabajar algún año de estos.

Los viejos pensionistas han de repartir sus magros ingresos con los familiares que han regresado al hogar, llevados por la necesidad inclemente que los ha desahuciado de sus hogares y arrojado de antiguos trabajos, idos para no volver.

Pero nos dicen que hemos evitado un rescate, que podría haber sumido al país en une nueva Edad de Piedra. Y así se ha invertido en 'sanear' a la Banca -ese oligopolio pastoreado por el Banco de España y el BCE, que no entienden de sentimientos ni de necesidades- nada menos que la espeluznante cifra de 90.000 millones de eurazos a costa de los lomos del contribuyentes. Las autonomías nos cuestan 85.000 millones de euros anuales. Existen 22.000 cochazos oficiales que os salen por otro pastón, lo mismo que las subvenciones a partidos, sindicatos y patronales. Paralelamente se han recortado salarios funcionariales, pensiones y gastos en Sanidad y Educación. Recetazos, amenazas de más recortes y una insufrible espiral de precios al alza en artículos de consumo, amenizan un futuro glorioso de recuperación económica, que será el asombro del mundo, según el señor Montoro.

Y a la postre, a costa de anulación de derechos sociales, recortes salariales y una constante transferencia de recursos de los trabajadores hacia el capital empresarial, han producido el benéfico efecto de la pobreza y exclusión marginadora de amplias masas sociales, mientras que el índice del aumento de riqueza para los afortunados ha crecido un 13% anual, que no es moco de pavo. Una sociedad de contrastes con un reflejo miserable de los desposeídos, esos que están al lado del pesebre del Niño Dios, y la más inícua abundancia de la vida desahogada y ostentosa de los pudientes.

Han transcurrido miles de años desde que ocurrió la fábula del comienzo de esta carta, pero el mundo sigue exactamente igual, regido por la injusticia y la más estrepitosa desigualdad. Y ahora, si les quedan ánimos, repitan a amigos y paisanos aquello tan manido de Feliz Navidad. Por desearlo que no quede.

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