Todos estamos de acuerdo en que el aborto voluntario que una mujer por diversas causas decide que le practiquen, es un mal, una desgracia. Si todos estamos de acuerdo en que es un mal, ¿por qué se realizan tantos abortos en el mundo?, ¿por qué no se evitan?, ¿por qué no se buscan soluciones para evitarlos? ¿Estamos condenados a partir del presente siglo XXI a resignarnos a que se siga produciendo deliberadamente la matanza indiscriminada de tantos seres inocentes?
La solución fundamental es que nos abstengamos de las relaciones sexuales ocasionales y realizadas sin responsabilidad, y que evitemos tratar de burlar las consecuencias de esas relaciones, con los distintos medios que existen para evitar la concepción.
Pero la solución definitiva para evitar esos casos es creer en Dios y pedirle ayuda, apoyarse en su gracia. La mayoría, por no decir todas las demás, son parciales y ninguna resultará eficaz para solucionar el problema.
