adviento y navidad

Mirad: la virgen está encinta (Is. 7, 10-14).
El Señor respeta la voluntad del hombre, cuando la voluntad del hombre no está en contra de su divina voluntad. La voluntad de María era permanecer siempre virgen, consagrada al Señor, aunque estaba desposada con José. El Señor y San José respetaron esta voluntad de María, quien aceptó también ser Madre del Señor, pues comprendió que para Dios nada hay imposible.

Va a entrar el Señor, él es el Rey de la Gloria (Sal. 23).

Por obra y gracia del Espíritu Santo entró en el seno purísimo de María el Hijo de Dios; de este modo María es la puerta de entrada del Señor en este mundo, al que viene a redimir.

Jesucristos, de la estirpe de David, hijo de Dios (Rm. 1, 1-7).

Rey de reyes es Jesucristo, porque es Dios y también por ser Hombre, descendiente de la dinastía del rey David. Por esta razón, tan divina y tan humana, María es la Reina del Cielo y de la Tierra.

Jesús nace de María, desposada con José, Hijo de David (Mt. 1, 18-24).

A Jesús se le conocía también como Hijo de José, porque estaba desposado con María, Virgen y Madre a la vez. José y María eran ambos descendientes del Rey David. San José amó a María, como Ella amaba a Él: con un amor puro y virginal; y con este mismo amor amaron al Hijo de Dios, que les unió en tan santo matrimonio, a fin de que Jesús pudiera llamarse legítimamente: Hijo de Dios e Hijo del Hombre.

¡¡Feliz Navidad!!

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