aborto retrógrado

La cultura azteca ?entre otras- sacrificaba sus hijos a los dioses. Pueblos 'civilizados' de hoy sacrifican a sus hijos, aún en el seno materno. De esta barbarie participan indirectamente todos los que permanecen con los brazos cruzados y la boca cerrada ante esta matanza de inocentes.
Resulta desconcertante e incoherente la cantidad de mentes ofuscadas en esta materia, que proclaman 'aborto, sí', pero 'pena de muerte, no'; la exigencia abortista resulta increíble cuando la ciencia confirma plenamente lo que ya el sentido común venía diciendo: desde la fecundación aparece una vida humana distinta a la de la madre. Las mentes pro-abortistas sufren un eclipse mental que les impide ver la sangrante realidad del aborto; pero, lo peor de todo es que anteponen sus intereses políticos, económicos y hedonistas a la defensa de la mujer y de una vida humana incipiente. No olvidemos que el aborto además de eliminar físicamente al hijo, destruye psicológicamente a la madre, creándole un doloroso sentido de culpabilidad muy difícil de quitar en el futuro ¿Puede haber algo más terrible para una madre que pensar que ha matado a su propio hijo?

Aunque se practique el aborto de forma aséptica, en una clínica, y democráticamente, con un número suficiente de votos, no deja de ser un crimen abominable.

El feminismo radical que se erige en liberador de la mujer, pretende liberarla del peso de la maternidad, liberarla de que pueda disfrutar de su cuerpo sin responsabilidad. El aborto es para ellas un mecanismo de seguridad frente a la maternidad. Que no sean cínicas y no proclamen 'aborto libre, sí', sino 'sexo libre, sí'-placer sin amor, sin compromiso-.

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