Opinión

Vigo y el badminton

No cabe duda que en la España actual, si en algo somos competitivos y admirados a nivel mundial es en el deporte donde, aparte de talento, hay que ganárselo, trabajarlo, sacrificarse y sufrir generalmente en buena lid, y ahí la esperanza en las bondades del personal, es justificada.
Hoy estamos en lo mas alto en el fútbol, baloncesto, tenis, balonmano, golf, ciclismo, automovilismo, motociclismo, hockey, vela, waterpolo, remo y en general en gran parte de los deportes mas populares, pero también, de vez en cuando surge alguien que desde la mayor humildad, alcanza las más altas cotas de excelencia, sin apoyos, sin multitudes detrás, sin reconocimiento mediático previo, pero con un mérito extraordinario. Pocos practicaban en España el tenis antes de Santana, ni el golf antes de Ballesteros, auténticos dioses fuera y aquí poco menos que desconocidos, pero gracias a ellos y a otros que vinieron detrás, a remolque de sus éxitos, hoy somos respetados en esos y otros deportes.
Ahora, una nueva estrella solitaria ha hecho aparición en el horizonte de un deporte enormemente atractivo, pero prácticamente desconocido para el gran público español: la onubense Carolina Marín acaba de conseguir el campeonato del mundo en individual femenino de badminton, en una final electrizante contra la campeona olímpica, la representante de un país con millones de practicantes de enorme nivel, pero, ¿de que va esto del badminton?.
En España el badminton nace en Vigo. Descubierto en Suecia por Luis Miró, rápidamente y de la mano de su gran valedor, José Luis Vila Piñeiro (el presi), mi amigo, mi rival, mi compañero de dobles, se asienta poco a poco en nuestra ciudad y poco después en La Coruña, siendo por varios años Galicia la dominadora en todas las modalidades. En pocos años, desde aquí, promocionamos la práctica totalidad de los torneos de iniciación que se jugaron en España, promovimos cursos de entrenadores provinciales, regionales y finalmente el primero nacional, organizando el primer campeonato de España, en Valladolid, en 1982. Mi equipo, el Vikingo-Vigo, no solo contó con líderes en todas las modalidades y categorías, sino que además tuvo en sus filas a varios campeones de España, como los vigueses Enrique Ruiz, Carlos González, el bayonés Pedro Blach, o el excepcional, Enrique Lago Mandado (hoy extraordinario golfista). En mi caso concreto, y ya en la categoría de veteranos (a partir de los 35 años), fui campeón provincial individual varias veces, gallego en dobles con José Luis Vila, y de España en dobles mixtos, concretamente en el año 1985 en Salamanca, año en el que, ya entrenador nacional, tuve el honor de retransmitir para la TVE el primer encuentro televisado España-Portugal (muy superiores a nosotros entonces), año también en el que desde el impulso de nuestra Asociación Gallega montamos la Federación Española, donde fui el primer secretario (provisional) con Vila Piñeiro como presidente, cargo que “el presi” habría de ocupar durante todos los años difíciles en que finalmente el badminton se introdujo definitivamente en todo el territorio, abriendo el camino a lo que hoy finalmente se ha conseguido. Desde entonces hasta hoy las cosas han cambiado enormemente (en Barcelona fué olímpico por primera vez) y mínimas ayudas empezaron a llegar, con gente nueva, con nuevas ideas, con mas amplias perspectivas y nuevos campeones, en un apasionante, espectacular y desconocido deporte, que nada, absolutamente nada, tiene que ver con lo de “la plumita en la playa”.
Pero, ¿Por qué el badminton?
No existe ningún otro deporte en el que 40 jugadores puedan ocupar una cancha de un polideportivo, pues caben 8 pistas para 4 jugadores por pista, más un arbitro (jugador perdedor en anterior partido), de ahí que resulte idóneo en los colegios con pabellones cerrados, para mantener a toda una clase ocupada. Es barato, fácil de empezar a practicar, es corta la duración por partido o por set, aunque muy intenso (5 veces el tenis), etc.
En contra de lo que pueda parecer, al tratarse de un deporte de raqueta, la disciplina que más se le asemeja es el voley, ya que al situarse la altura de la red a algo mas de un metro y medio, la guardia debe ser alta, al contrario del tenis o el padel, de manera que los golpes, salvo algunas dejadas y el saque, son siempre de arriba abajo. Otra característica es su enorme rapidez y que el campo de acción de cada jugador es limitado (6,70 x 5,18), debiendo esperar siempre el golpe en el centro, lo que obliga a rápidos desplazamientos en todos los sentidos, tanto para defender como para atacar, lo que ha de hacerse sin tiempos muertos hasta la finalización de cada set. Por otra parte, el recinto ha de ser completamente cerrado, ya que el volante, de cabeza de corcho y plumas de ganso (ala izquierda), no pesa mas de 5 gramos, aunque en la salida de un smatch puede alcanzar una velocidad superior a los 320 km/h, etc.
¿Servirá el titulo mundial de Carolina Marín para popularizar el badminton en España?. Desde el recuerdo y el agradecimiento, si ello al final se consigue, el buenazo de José Luis Vila Piñeiro (el presi), habrá tenido mucho que ver en ello.

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