Opinión

Realmente, ¿podemos?

Alguien decía que lo verdaderamente sorprendente de “Podemos” es que haya tardado tanto tiempo en ver la luz.
Podemos es un partido que nace en función de una reacción, un partido creado, en negativo, por el PP, por IU, pero sobre todo por el PSOE, un partido claramente de izquierdas que exige, no un cambio de sistema, pero si un cambio radical a la hora de aplicar el sistema.
He de aclarar que nunca me he identificado ni con la derecha ni con la izquierda, ni con los de arriba ni con los de abajo, y que tampoco me siento de centro, pues prefiero anteponer el mundo de las ideas, de la razón y de la ciencia, al sometido y castrante de las ideologías y a años luz de la fantasía de las creencias, un tipo raro.
Quizá cumpla traer aquí aquello de las definiciones que hacen del Estado las distintas posturas, pues para la izquierda se trata de Papa, para la derecha de un primo lejano, para los de centro de un amiguete, para los de arriba de un sirviente y para los de abajo de un explotador, cuando quizá sea todo eso, pero de forma cada vez peor repartida y justificada.  
Me cuesta, por tanto, pensar que tras la lectura detallada y pausada del programa de Podemos para las elecciones europeas, la votación a dicho partido no haya sido unánime desde la izquierda. Entregados el PSOE e IU a la podredumbre del sistema, a todo lo que le aleja de la democracia real y les coloca en manos de quienes realmente detentan el poder, solo la rutina de quienes se sienten de izquierdas, su falta de información, sus intereses, sus miedos o su desidia, pueden justificar el no entregarse a un nuevo y vivificante mensaje de una izquierda concienciada, joven y con mensaje que no pretende romper el sistema, al menos teóricamente. Tanto es así que IU (la izquierda decimonónica española, con protagonismo comunista), ya está pidiendo poco menos que la integración, al igual que todos los mini partidos de izquierda del amplio panorama electoral. Lo del PSOE, sin embargo, es caso aparte, pues acaban de encontrar a un “guapito de cara”, lo que en el panorama electoral español, que casi nada analiza, es un tesoro extraordinario, del que pretenderán sacar partido en detrimento de unas ideas de las que siguen careciendo desde hace ya décadas, lo que les hará maquillar unos resultados que para nada corresponden a posturas meditadas con seriedad desde la propia izquierda.
Lo del PP no deja de ser preocupante, pues hasta llegan a ser conservadores en lo de no espabilar ni a gritos. Se limitan a descalificar, a identificar a Podemos con las dictaduras bananeras, a meter miedo en el cuerpo al personal y poco mas. Al igual que el PSOE, siguen considerando que al electorado se le conquista con continuas descalificaciones hacia el rival, con seguir haciendo lo mismo de siempre, con preocuparse de la macroeconomía y con que ya todo va bien.
Y a los tipos raros, ¿qué nos parece? Pues lógicamente por el hecho de ser raros, a cada cual le parecerá algo distinto, pero no cabe duda de que tal y como se plantea la cuestión, unas vienen y otras van, pues que te voy a decir, aunque quizá si, pero también pudiera ser que no, aunque lo mas probable es que según, no se si me entiendes.
Por un lado hay un alto porcentaje de propuestas en su programa de absoluto sentido común, que algunos hemos defendido además con verdadera dedicación, imprescindibles para la recuperación, o mas bien para la implantación de la democracia que tanto nos han negado los partidos al uso, otras propuestas son de una izquierda radical de cargado sentido utópico y de difícil implantación, pero sobre todo existen un par de cuestiones que no parecen encajar demasiado, como son por un lado el que no parecen salir las cuentas a tanta protección de Papá Estado, y por otra que quienes están detrás, resultan un tanto no creíbles en cuanto a una imprescindible moderación dentro del cambio radical, considerando los amiguetes a los que parecen entregar sus simpatías, claro que a los amiguitos reconocidos de los llamados “casta”, hay que echarles de comer aparte, pues al final, con tal tropa, siempre se llevan los mismos el “botín”.
O sea que, ¿nos tiramos a la piscina, o nos sentamos a ver la tele?. Oh! La libertad…

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