Opinión

Plan estratégico: aeropuerto, estación, etc.

Cerca de medio siglo observando y habiendo trabajado en el urbanismo de nuestra ciudad, me siguen demostrando que nada hemos avanzado sobre el particular. La aplicación del urbanismo requiere de pasos previos, que si no se llevan a cabo, los resultados suelen ser nefastos.
Las ciudades deben acometer un proceso de debate interno en profundidad sobre su propia identidad, sobre su vocación de futuro, sus posibilidades reales, sus aptitudes y sus potencialidades y con todo ello, tras una toma de decisión sobre el particular, acometer un Plan Estratégico a seguir para conseguir sus fines, al que habrá de seguir un Plan General de Ordenación para plasmar las bases del desarrollo de tales posibilidades.
En Vigo se han acometido dos Planes Estratégicos, con debates previos únicamente entre determinados colectivos ciudadanos, para una vez confeccionados ser enterrados en un cajón y olvidados posteriormente. Los Planes Generales no responden por tanto a debate previo alguno, ni al desarrollo de ningún Plan Estratégico, sino simplemente a las apetencias edificatorias clientelares de aquellos grupos que más han interesado al poder en cada momento. Como consecuencia de ello, la observación y estudio de sus planes Generales no nos lleva a contemplar futuro alguno para la ciudad, siendo así que las “peticiones” en cuanto a infraestructuras se refiere, responden únicamente a ocurrencias o apetencias competenciales con nuestros teóricos rivales, y en función de analizar agravios comparativos.
Hoy contemplamos el resultado de tales decisiones esperpénticas. Cuando se cuestionó el transporte ferroviario a Galicia, Vigo no solo no supo defender sus intereses, sino que ninguna previsión se había establecido en sus planes, ni para el tráfico de personas ni de mercancías, por lo que nada se negoció, sometiéndonos vergonzosamente a los dictados de Fraga, a quien La Coruña y Santiago si le habían hecho llegar sus planes.
En plena crisis, la Xunta propuso acometer una política aeroportuaria conjunta, a los efectos de sacar el máximo partido a nuestros tres aeropuertos. Para Vigo era el momento de conseguir el ansiado aeropuerto comercial de Galicia con gestión de retornos, a cambio de ceder los vuelos internacionales a Santiago, salvo París (Citroen), y apoyar su propuesta de un ramal del AVE hasta su aeropuerto, manteniendo en Vigo vuelos a Madrid y Barcelona, lo que haría que los vigueses tuvieran cualquier vuelo nacional e internacional a media hora, con facturación en el propio AVE Vigo-Labacolla. En su lugar volvimos a lo de siempre, el llanto, el lamento y la espalda a cualquier negociación. El resultado es que hoy cada uno va por libre, Vigo no ha conseguido el objetivo secular para sus empresarios de convertirse en el aeropuerto comercial del noroeste de la península, lo que unido al fracaso del puerto seco y al de las ampliaciones del puerto para mayores calados, nos aleja de la vanguardia económica del área, algo ya perdido hace años en beneficio del norte.
Hoy desde Europa nos dicen que nuestro aeropuerto, en cuanto a ayudas proporcionadas, es el de peor rentabilidad de toda Europa en cuanto a variación sobre previsiones, con un 162% negativo, un aeropuerto hoy prácticamente vacío, con un aparcamiento sobredimensionado, del que no hemos sido capaces de sacarle rendimiento alguno, ni siquiera como disuasorio para la ciudad, pudiendo llegar a un convenio de colaboración con Vitrasa y liberando con ello al Castro de su vergonzosa ocupación.
Nuestra estación, también sobredimensionada, sin salida sur, no encuentra inversor para el rendimiento esperado como centro comercial, sin central intermodal y con un tráfico más que cuestionable, cuando la “provisional” del Arenal, parece suficiente para una ciudad término, sin tráfico de mercancías. Nuestro puerto sigue sin hacer los deberes a los efectos de acoger los buques postpanamá que, por cuestiones de calado, probablemente absorba el criticado puerto exterior de La Coruña y su transporte a Europa por la cornisa cantábrica.
Nuestro Auditorio, Museo del Mar, Casa de las Palabras, etc. más coñas marineras fruto de la improvisación y de las veleidades, de quienes posteriormente lo abandonan todo a su suerte, sin programa, sin objetivos, y así sucesivamente.
No podemos avanzar a base de ocurrencias, persiguiendo lo espectacular para ser más que nuestros vecinos y olvidándonos de lo fundamental y de que solo de la mano con el resto de Galicia podemos avanzar y ser todos mas competitivos.
Es preciso un amplio debate ciudadano, no el debate de uno, sino de todos, la confección de un Plan Estratégico que sirva de camino a la ciudad, y de un Plan General que lo estructure y dé salida, ajeno a especulaciones e intereses de financiación de partidos, de amigos y de partidarios de unos o de otros. La Unión Europea ya nos fichó con la contaminación de la ría y ahora con la inadecuación de nuestras infraestructuras y nuestra falta de gestión, y el camino no es llorar, lamentarse y echarle la culpa a los demás, sino el ir de la mano, negociar y remar todos con el mismo rumbo, para bien de Galicia y de todos nosotros.
Si los vigueses no lo exigimos, al final tenemos lo que nos merecemos.

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