Opinión

Hipocresía hispana

Que se pongan en fila todos aquellos españolitos que, de la noche a la mañana, sin méritos señalados determinantes, fueran designados por su partido, sindicato o lo que sea, como “consejeros” de una caja de ahorros, para sentarse de vez en cuanto en el trono, y a cuenta de reirle las gracias al capo de turno, no admitieran dos tarjetas de crédito, una de ellas para sus gastos de “representación”, y la otra para lo que les viniera en gana, por su cara bonita y sin control de ningún tipo. Pero, ¿de que vamos?.¿Va a resultar que ahora todos somos un prodigio de honradez?, ¿Qué los cerca del centenar de “consejeros” son los únicos cacos de este país?, ¿qué aquí todos somos honrados a carta cabal?.
Esto es España, un país en el que lo público no ha acabado de entenderse nunca, donde ¡una ministra! llegó a decir que lo público no es de nadie, donde la dicotomía entre “con IVA o sin IVA” es moneda común, donde engañar al fisco es un deporte en el que salir triunfante se jalea y sienta cátedra.
Lo de estos canallas es asqueroso, pero a la par de los que ahora se cuelgan medallas de honradez condenando a galeras, en todas las cadenas de tertulianos, lo que ellos hubieran hecho de haber sido “agraciados” en su momento para representar a su partido o a su sindicato, entidades que conocían absolutamente todo el latrocinio que incluso alentaban y del que se servían, pues el mas “honrado” se justifica diciendo que, entregándolo, era su contribución al partido o sindicato.
¿Pero quienes nos creemos que somos, sino un país de trincones, donde evidentemente hay excepciones, pero que desde la cuna se nos forma en ignorar el máximo respeto a lo común?, un pais donde no existe la asignatura de lo comunitario, donde la educación para la ciudadanía se adultera con “valores” impresentables, haciéndola opcional con la religión, que nada tiene que ver con la formación ciudadana y que pertenece exclusivamente al mundo de lo particular, a la fantasía o a lo que se quiera, pero que ninguna de las dos, forma al individuo para la vida en sociedad, algo sagrado en Escandinavia y centro Europa, quienes con razón no comprenden nuestras tropelías.
En Bankia, entre directivos y consejeros, 82 trincadores profesionales, unánimemente, distrajeron de la obra social de la caja, mas de 15 millones de euros en lo que les salía del bolo a cada uno, ya fueran del PP, del PSOE, de IU, de los sindicatos o de la patronal, desde una tal Rojo Izquierdo (¡del PP!) a un tal Moral Santín de IU, cuya santa (Santín) moralidad (Moral) no le impidió trincar 456.500 euros (unos 80 millones de pesetas) en dinero en efectivo, comilonas y demás cachondeos y todo ello alentado por el sinvergüenza de  Blesa, a quien se permitió cargarse a un juez para que no siguiera investigando y a quien Aznar elevó a los altares tras dejar encarrilada la contabilidad B de su partido.
Si, somos un país donde trinca todo dios que puede, evidentemente con excepciones (no muchas) y que para corregir el asunto, algo que llevará generaciones el conseguirlo, de nada vale el que ahora todos nos hagamos los santos, sino el ponernos a la tarea de invertir nuestra sempiterna tendencia. Hay que recuperar la educación en valores, pues esto no es ni casualidad ni una excepción, sino el resultado de generaciones adulteradas que para nada han asimilado que no hay nada mas respetable que lo comunitario, que cuando de servir a los intereses ciudadanos se trata, hay que ser mas “mirado” que nunca.
Las cajas de ahorros en España fueron los mejores inventos al servicio de la obra social de aquellas ciudades que tenían la dicha de disponer de tales entidades (el caso de Vigo es paradigmático). En 1985, el gobierno de Felipe González (hoy consejero de grandes fortunas), uno de los mayores trincones de nuestra “democracia”, puso las bases para que las mafias de los partidos y los sindicatos okuparan las cajas de ahorros, a los efectos de financiar sus corruptas organizaciones, sus ocurrencias y las de sus amiguetes. Tras largos años de permanente corrupción y saqueo, por parte de todos, tales entidades, hundidas en la miseria, pero sostenidas por un pueblo ignorante, han acabado por ser entregadas a los bancos, a quienes todos los ciudadanos hemos rescatado y con ello enterrado la impagable obra social que llevaban a cabo, recogiendo estos el cometido de seguir sosteniendo, a cambio de todo tipo de prebendas, toda la corruptela de nuestras organizaciones que teóricamente nos representan.
No nos engañemos, los 82 de Bankia, no son una casualidad, ni una concentración atípica de corruptos, son el fiel reflejo de nuestro pueblo, de un pueblo educado en “valores” penosos, del que solo se van salvando quienes tienen el arrojo de poner tales “valores” en entredicho, y con trabajo y constancia forjarse nuevos cimientos, mas basados en la solidaridad, la cooperación, el trabajo en equipo, la seriedad, la honradez, la formación continua, la ciencia, el pensamiento y la razón, y menos en fantasías, en fidelidades de equipo y en auto complacencias.
Sepulcros blanqueados… 

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