Opinión

¡Aleluya!, políticos en positivo

Por fin, la posibilidad de reconocer algo positivo en un grupo de políticos que se unen para tomar una decisión insólita en la clase política y francamente positiva.
El pasado jueves, Atlántico Diario daba la noticia, “Diez alcaldes de las comarcas del Deza y Montes piden ayuda a la universidad”. La noticia, que a mi entender merecía la portada completa del periódico, se acompañaba de una fotografía en la que los diez regidores sonreían al lado del rector de la universidad de Vigo, Salustiano Mato, comunicándonos el que las comarcas quieren detener el éxodo de la población hacia las ciudades y generar atractivos para aumentar su demografía, fijando población en el interior de Galicia.
La comitiva la encabezaba el alcalde de Lalín, el popular José Crespo Iglesias, un político de gran éxito entre sus conciudadanos, que lleva 24 años siendo alcalde de su ciudad, por mayoría absoluta, que cultiva las buenas relaciones y que siempre se ha encontrado en buena sintonía con las distintas administraciones, vecinos, e incluso adversarios políticos, vicepresidente de la Diputación entre otros cargos, y a quien se debe, desgraciadamente sin éxito, la propuesta de la unificación de los distintos ayuntamientos del Deza, aunque finalmente si haya conseguido aunar esfuerzos, ideas y presencias en torno a la potenciación de su comarca.
Se trata de los ayuntamientos de Lalín, Rodeiro, Agolada, Cerdedo, A Estrada, Forcarei, Cotobade, Campolameiro Dozón y Silleda, un área muy extensa del centro justo de Galicia, que reúne a unos 50.000 habitantes, todos ellos gobernados por mayoría del PP, por lo que se echa a faltar a otros limítrofes como Vila de Cruces, A Lama y Cuntis, también con gobierno del PP y en similares condiciones que el resto. De ellos el mayor en extensión es Lalín, el 4º de Galicia, ayuntamiento que junto con A Estrada concentra la mayor población, con alrededor de unos 21.000 habitantes cada uno, a los que sigue Silleda con unos 9.000 y ya a mayor distancia el resto, con poblaciones entre los 4.500 de Cotobade y los 1.800 de Dozón. 
Estamos tan acostumbrados al clásico político vanidoso, al que el cargo le asigna ciencia infusa, que no necesita de nadie pues ya lo sabe todo, y que exige que sus ocurrencias, poco menos que deban ser reverenciadas, que contemplar ahora esta bocanada de aire fresco, de humildad y de sabiduría, en momentos en los que la política no hace mas que darnos disgustos, no deja de ser causa de una enorme alegría para quienes aun creemos que se pueden hacer cosas sanas desde la política.
Pretenden llevar a cabo un proyecto muy pragmático y apegado a la realidad, en el que habrán de participar las tres universidades gallegas coordinados por Santiago Lago, catedrático de economía aplicada de la Universidad de Vigo y director del Foro Económico de Galicia, alguien que tiene muy claro la necesidad de incorporar la productividad a la negociación salarial, el cobro de complementos por objetivos y la necesaria conciliación laboral, posturas que avalan la elección de quien ha de liderar la tarea que el interior de Galicia se plantea.
La empresa no es fácil, pero el simple hecho de proponérselo ya merece los mas encendidos elogios, y el desafío de una vez hecho un proyecto, gestionarlo de forma eficiente y coordinada, la meta a conseguir.
Cuantas veces los mas pequeños acaban dándonos las mejores lecciones, como el de unirse para confiar el diseño de su futuro a una universidad situada en la ciudad de mayor población de Galicia, donde su ayuntamiento ni tiene diseño alguno de futuro, ni se lo plantea mas allá de cambiar la superficie de algunas aceras, ni cabe en su suficiencia el llamar a la puerta adecuada para encontrarlo. 
El mundo al revés. ¿Quiénes tienen vocación de ciudad, de entendimiento o de la constitución de un área metropolitana y quienes de rechazarla, de constante enfrentamiento y de potenciar actitudes aldeanas?
Ni Galicia ni la Xunta pueden dar la espalda a esta iniciativa, sino apoyarla firmemente. Ojalá algún día el interior de Galicia encuentre su destino y la fuerza que sin duda necesita, pues solo el camino de la cooperación, del trabajo en equipo y de la generosidad, pueden aspirar a los logros esperados. 
Eso es hacer política. ¡Animo!

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