Opinión

Tiempo de pasión

Como era de esperar y ante un ámbito dispuesto a tolerarle todo lo que se le ocurra porque para eso se ha convertido en el dueño de las llaves, Carles Puigdemont le ha exigido a Marlaska una escolta para moverse durante el tiempo de campaña lo cual, además de intolerable es una pedantería propia de un hortera. Decía mi padre que a quien ninguna llevó bragas las puntillas le hacen yagas y a este sujeto de gesto velazqueño que usa la misma mirada que el rey Carlos II el Hechizado, le pasa esto o esa es la impresión que me produce a mí. Marlaska se la concederá faltaría más, porque también a él le va el sueldo y la categoría en esta apuesta, y hay que tener contento a este personaje con expresión corporal de bufón de corte al  estilo Siglo de Oro, para que garantice  la continuidad de un Ejecutivo que podrá gobernar el tiempo que le otorgue este tinglado –Marlaska produce conmiseración más que nada-  pero que ya no podrá hacer uso de una autoridad bien ganada porque todo lo que haga está marcado por  la amnistía a la que, por cierto, igual tiene también derecho Luis Rubiales teniendo en cuenta que el ex presidente de la Federación Española de Fútbol es un hijo político de los afanes de Moncloa por controlarlo todo y va a terminar  exigiendo qué hay de lo mío. La avidez enferma que manifiesta el grupo duro de Sánchez porque no se le escape una, ha expresado su por el momento último episodio del ultracontrol con el nombramiento de Concepción Cascajosa como directora general del ente RTVE sustituyendo a Elena Sánchez que se salió del carril, plantó cara al fichaje  de Broncano, y murió matando. Cesó a su director de contenidos y peor enemigo en la corporación, José Pablo López, dos minutos antes de que la cesaran a ella. Cascajosa no disimula ni trata de pasar por lo que no es. Tiene el carné y no va por ahí presumiendo de equidistancias ni zarandajas. Va a lo que va y todos los días llamará a Moncloa para saber qué es lo que hay que ir colocando en pantalla aunque la televisión pública continué palmando dinero común, audiencia, territorios y prestigio.
Estamos en Semana de Pasión y esa tenencia no solo se manifiesta en los hábitos nazarenos –muchos de ellos guardados en casa  por causas de la climatología- sino en el sentir general. Pronto llegará el verano y con el sol y el agua de mar las penas se hacen más llevaderas. Aunque sigan siendo penas.

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