Opinión

Robar a capricho

Ayer entré en el super a mediodía y, ante el encarecimiento galopante de los precios, resolví llevarme todo lo que necesitaba sin pagar. Y si me cogían, diría que era catalán y que me suponía incluido en el decreto de amnistía que a estas horas se sigue negociando en Bruselas. Sorprendentemente, mi argumento no surtió el menor efecto, lo que me indujo a pensar en la fragilidad de nuestro ordenamiento jurídico y me abocó a la reflexión y la certeza de que va a ser esa inestabilidad penal la que persigue al Celta y le obligará a descender a Segunda División si las instancias correspondientes le siguen aplicando este singular rasero que lo tiene maldecido. Si el pacto entre el independentismo y el Gobierno de Sánchez adquiere las dimensiones que Pugdemont impone desde su exilio en Waterloo –lugar en el que por cierto Napoleón fue definitivamente vencido- es posible que el Celta se salve gracias a la presencia de Carles Pérez y Óscar Mingueza, ambos catalanes de nacimiento, aunque dudo que estén incluidos  en el acuerdo porque no son ni de la cúpula, ni de Tsunami Democrático, ni de esas cosas. Son catalanes normales y corrientes del común y no cuentan.

Leo al respecto que las diferencias planteadas entre Puigdemont y el Gobierno español no se centran por tanto en la salvación del Celta aunque tenga a dos jugadores catalanes en la plantilla, sino en el engorroso asunto de una de las fugadas a la que la fiscalía atribuye delitos de contenido puramente económico o lo que dicho en lenguaje vulgar, aquel que puede  darse cuando uno hace mal uso de los fondos públicos que administra o se los mete directamente en el bolsillo, una actitud que no cuenta expresamente con la disculpa del contenido político. Ahí está al parecer el tira y afloja, y no en  el caos callejero, la agresión, los destrozos de mobiliario, las presiones, los insultos, el secuestro de personas y bienes, y la rebelión pura y dura. Todo eso no solo puede perdonarse sino que ha de quedar borrado y no se habrá producido. 

Mañana voy a ver si lo intento de nuevo. Tengo yo un amigo que se ha comprado una bicicleta muy bonita y voy a ver si se la guindo. Si me cogen, apelaré al argumento empleado en el super. Y como ha pasado un día más y las negociaciones habrán progresado, igual entro en el cupo. Entonces me dedicaré a robar bicicletas. Que no me oigan los Pujol que igual se dedican a lo mismo. 

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